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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Intensamente: la tristeza tiene pésimas relaciones públicas

Qué pedazo de película es “Intensa-mente”. Qué homenaje más brillante a las emociones. Lo nuevo de Pixar es, además de un precioso cuento animado para niños, una joya para adultos.

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No sé en qué momento los genios de este estudio cinematográfico se dieron cuenta de que las películas también podían ser interesantes para los más viejos, pero lo cierto es que así aparecieron “Up”, “Toy Story” y “Wall-E” que, al menos para mí, están entre lo mejor que he visto en los últimos diez años. Ahora, “Intensa-mente”, se suma a esa lista. Por varias razones. Primero, porque siendo en apariencia una película para niños, es justamente una historia sobre lo contrario: dejar de ser niño, crecer, asumir costos y madurar. Segundo: porque Riley, la protagonista  de 11 años que enfrenta el paso de la infancia a la pubertad, debe aprender a reconocer sus emociones. En su cabeza pululan Tristeza, Miedo, Disgusto, Furia y Alegría. Esta última es como una especie de líder, algo comprensible al tratarse de la mente de una niña, pero ese liderazgo deja de ser exclusivo.

Es ahí donde, quizás,  está el mayor logro de esta película: la pena empieza, poco a poco, a tomar el lugar que se merece en nuestra vida. Sin duelo no hay superación de un dolor. Eso lo sabe cualquiera que haya perdido un amor, un familiar muy cercano o una pega. Sin embargo, en nuestra forma de vida actual, donde se privilegia la instantaneidad, la sensación rápida, el polvo por sobre el sexo amoroso, la tristeza tiene pésimas relaciones públicas.

Cuando pareciera no haber espacio para su expresión,  entre tanta selfie, tanto porno, tanta velocidad de descarga, “Intensa-mente” se toma 98 minutos para darnos una lección de vida.

Entre momentos muy graciosos, geniales animaciones y un perfecto equilibrio entre el mundo interno y el externo de Riley, los tres guionistas y el asesor de estos, Dacher Keltner, uno de los investigadores sobre psicología más importantes del momento, nos enseñan que la alegría necesita de la tristeza, que es imposible crecer sin retroceder, que los momentos duros no son vallas sino trampolines para vivir una vida cuerda.

Tercero y último: “Intensa-mente” habla de un tema que está muy bien expresado en un video que se llama “Papá, te estoy viendo”.

Me refiero a la manera en que gran parte de lo que hacen y dicen nuestros padres cuando somos niños, lo bueno y lo malo, todo eso queda grabado en alguna parte de nuestra memoria. Los de Pixar lo tiene claro y lo grafican de distintas maneras para que ningún adulto se haga el desentendido. “Intensa-mente” es una entretenidísima y profunda película que se toma muy en serio las emociones. No es recomendable. Es  absolutamente necesaria.

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