Archivos de Estados Unidos establecen que Pinochet encubrió el caso Quemados
Desde gestiones en la Posta Central hasta un momento en el cual el entonces comandante en jefe no quiso recibir un informe realizado por Carabineros, que sindicaba a efectivos del Ejército como responsables de rociar con becina y quemar a Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas De Negri.
De acuerdo al Archivo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el Dictador Augusto Pinochet fue uno de los principales responsables del encubrimiento que sufrió el caso Quemados, actualmente reabierto para esclarecer las culpas de una patrulla del ejército que roció con bencina y quemó a Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas De Negri en julio de 1986.
La mencionada institución estadounidense, dependiente de la Univesidad de Georgetown, estableció que Pinochet en persona ordenó frenar las pesquisas que se estaban llevando adelante en el Ejército en ese momento por el caso.
El diario español El País se contactó con quien encabezó esta investigación, Peter Kornbluh, quien explicó que estos cables llevan más de 10 años desde que fueron desclasificados, pero con la reapertura del caso en manos del ministro en visita Mario Carroza, toman una gran relevancia. “Los abundantes detalles de los documentos desclasificados podrían servir de apoyo a la acusación (…) los documentos vinculan a Pinochet con el encubrimiento de un crimen de cuya autoría militar no caben dudas”, indicó.
Las maniobras empezaron en el mismo hospital de urgencias al que fueron transportados los jóvenes quemados.
El primer cable estadounidense enviado desde la embajada al Departamento de estado el 8 de julio, dos días después de la muerte de Rojas De Negri en 1986, se detalla que éste fue “quemado de forma deliberada por soldados”. El primer obstáculo de los muchos que se interpondrían a lo largo de los siguientes días, meses y hasta décadas es que “médicos en la Posta Central afirman que el director de la Posta obstruyó el tralsado de Rojas a una clínica mejor equipada para tratarlo”.
El director médico del recinto en esa época es identificado como el “doctor Guzmán”, el cual “escribió una nota en el historial médico (de Rojas De Negri) ordenando que no recibiera visitar debido a los problemas legales de su caso y de Quintana, y que tampoco debía ser trasladado”. Con esto “impidió que se tomara cualquier declaración legal”.
En otro documento, enviado a la casa Blanca el 14 de julio de 1986, se advierte que pese a las declaraciones de testigos y una investigación de los servicios de inteligencia chilenos que sindicaba a los responsables del crimen a miembros del Ejército, “el gobierno chileno, siguiendo directivas de Pinochet, está tratando de tachar públicamente como terroristas a Rojas y a Quintana, que habrían sido víctimas de sus propios cocteles (bombas) molotov”.
A esto agregan que “no es probable que Pinochet vaya a permitir que se juzgue a soldados, ni siquiera si un investigador oficial los señalara como los culpables. Si se desbarata la defensa del cóctel molotov, deberíamos esperar otras explicaciones, como que responsabilicen a comandos comunistas”.}
Otro cable llega al Departamento de Estado el 22 de julio, que explica que el informe final de Carabineros “indica claramente que los miembros de una unidad militar chilena de patrulla estuvieron involucrados en la quema de dos jóvenes”, pero sólo se refiere con nombre a uno de ellos. El Generall Director de Carabineros de la época, Rodolfo Stange (en la foto) le entregó el informe a Pinochet, quien se negó a recibirlo porque “no creía”.
El 27 de agosto de 1986 la inteligencia estadounidense plantea que Chile “ha cambiado varias veces su versión sobre su implicación en la quema y posterior muerte de Rodrigo Rojas y aparentemente ha emprendido una campaña de intimidación para presionar a los testigos”, a lo que agrega que algunos miembros del Régimen militar “probablemente seguirán intimidando a los testigos para convencerles para que cambien su testimonio, con el objetivo de liberar al régimen de responsabilidad alguna del crimen”.