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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Comisión Engel: ¿Fines analgésicos o curativos?

Todos hemos visto como en Chile frente a distintos problemas, ya sean políticos, económicos o ambientales, se crean comisiones asesoras o investigadoras para buscar una o más soluciones para el problema. Lamentablemente, estas en su gran mayoría quedan en buenas intenciones, sin concretar mucho o derechamente sin llegar a nada.

Por Lily Pérez
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En política hay muchos clichés o slogans que me he negado a creer o validar. Muchos, por ejemplo, dicen que “la política es sin llorar”. Pues bien, yo creo-opino radicalmente distinto. Creo que la política es una actividad que implica vocación, pasión, cariño y compromiso. Llorar no es desmoronarse y detenerse, sino que expresarse, sentir pasión y llenarse de energías para seguir trabajando.

“En política no hay amigos” asegura otra frase popular. Falso. En política hay muchos amigos. En lo personal he conocido gente por las más diversas circunstancias a las cuales hoy considero amigos ya sea dentro o fuera de política. La lealtad no se enseña, eso lo he sabido siempre y la amistad requiere de una relación leal. He tenido la suerte de cruzar mi camino con gente muy valiosa y que hoy puedo decir que en las buenas y en las malas, son mis amigos.

Pero existe una frase que escuché hace algún tiempo, la cual me he negado creer, pero lamentablemente hoy está haciendo mucho sentido con los casos que han afectado a la probidad en política y sobretodo con las medidas poco efectivas que ha tomado el Gobierno . Esta premisa es “cuando no hay voluntad de solucionar algo, se crea una comisión”.

Todos hemos visto como en Chile frente a distintos problemas, ya sean políticos, económicos o ambientales, se crean comisiones asesoras o investigadoras para buscar una o más soluciones para el problema. Lamentablemente, estas en su gran mayoría quedan en buenas intenciones, sin concretar mucho o derechamente sin llegar a nada.

Este es el caso de la comisión Engel, la cual a pesar de haber realizado un trabajo arduo y serio, no ha sido considerada por el Gobierno, institución que en un principio la convocó. Es escandaloso, por un lado, que las propuestas de esta comisión aun estén atrasadas y no se esté votando nada aun en el Senado y vergonzoso, por otra parte que los partidos políticos no acepten la reinscripción de todos sus militantes para sincerar sus gastos, pero sí quieran financiamiento estatal.

Urge que las resoluciones y conclusiones de la comisión Engel tengan una tramitación pronta y ágil. Se elaboraron una serie de propuestas que van sumamente bien encaminadas en buscar soluciones eficientes para los problemas de probidad, pero hasta el momento no ha existido voluntad alguna para darles vida. Es más, ha sido tan poco el nivel de proactividad del Gobierno que es difícil decir que estos se han quedado sólo en la “intención”, ya que incluso da para pensar que la Comisión Engel emanó con fines “analgésicos” más que curativos.

No hay que ser analista político o sociólogo para darse cuenta que hoy en Chile la crisis de confianza no se extingue con acuerdos, “perdonazos” o dejando que el tiempo pase. Chile necesita verdad y por sobre todo acciones concretas. La comisión Engel ha entregado las soluciones en bandeja, pero el gobierno en una actitud incomprensible se esmera en dilatar los procesos y demorar los tiempos. Creo profundamente en el valor de la confianza y en lo determinante que esta es para una democracia sana, por lo que espero que el Gobierno no desperdicie la oportunidad histórica que tiene de dar aires nuevos a “lo político” y no intente dilatar una realidad que no se puede tapar ni con mil manos.

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