Gobierno arriesga nueva derrota al apostar por Fiscal Nacional sin haber negociado con la Nueva Mayoría
El Senado, y particularmente los dirigentes de la Nueva Mayoría, podrían actuar con despecho en contra de la determinación del Ejecutivo de nominar a Jorge Abbott para que encabece el Ministerio Público, ya que aseguran que -al igual como ocurrió con la votación del Contralor- no fueron consultados. La negociación se adelanta compleja, ya que se requieren 25 de 37 votos, así como también se debe considerar un grupo de senadores que adelantó que se abstendrá.
Hay dos características de la Presidenta Michelle Bachelet, que cuando ambas actúan al mismo tiempo, terminan generando roces o hasta problemas para su actual administración. Ella asegura que no le gusta que “la pauteen” (o que intenten influir en sus decisiones a través de la prensa), y además toma sus decisiones en un hermetismo que no siempre deja margen de negociación.
Es un régimen presidencialista en el que ella tiene la decisión, por cierto, pero el fracaso del gobierno -y en particular el ministro de Interior Jorge Burgos– en la nominación de Enrique Rajevic para el cargo de Contralor General de la República parece no haber dejado lecciones ante las principales críticas recibidas por parte de la Nueva Mayoría.
Y ahora que se propuso, contra todo pronóstico, a Jorge Abbott, actual Director Ejecutivo del Ministerio Público, para el cargo de Fiscal Nacional, se prevee una dura tarea ante el Senado. Tarea, en la que la Presidenta determinó apoyar a un debilitado Burgos con las gestiones de la Ministra de Justicia, Javiera Blanco, en la difícil tarea de conseguir los 25 de 37 votos (dos tercios) de la cámara alta.
“Más allá de que (Burgos) consiguió los votos de la Nueva Mayoría, el resultado es una derrota y hay que aprender de esa derrota. Hay mucho que conversar”, manifestó el presidente del PPD, Jaime Quintana, tras la fracasada postulación del Contralor. Un poco más duro fue el senador Alfonso de Urresti (PS), quien en primer momento negó su apoyo a Rajevic pero luego votó a favor. “Es fundamental que el ministro del Interior entienda que tiene que articular con todos los actores, y la conducción del equipo político de La Moneda tiene que ser inclusiva, esa es la enseñanza que queda de este episodio. No cuesta mucho trabajar en equipo”, declaró a Qué Pasa.
Sin embargo, una serie de acontecimientos explican por qué Michelle Bachelet determinó elegir a alguien distinto a quien era considerado como el candidato de consenso en la clase política, al fiscal jefe de la Unidad de Alta Complejidad de la Zona Centro-Norte, José Morales. Nombre, que incluso en algún momento habría sido uno de los que barajaba la mandataria, junto con el del jefe de la Zona Sur, Raúl Guzmán.
Hace días que trascendía que el candidato de consenso en el Senado sería Morales. Y esto iba de la mano de las críticas que recibía Burgos y el gobierno por la falta de diálogo en la nominación del Contralor. Se intentaron separar aguas, pero aquello fracasó.
En ese sentido, cuando ya se encendían las alarmas en Palacio respecto de la derrota en la postulación de Rajevic, la mandataria empezaba a contar con cierto margen mayor de acción. Aprovecharía de dar una señal de autonomía, al no estar condicionada por la aprobación del Contralor. Su decisión la habría retrasado al máximo, ya que se esperaba el nombre del nominado Fiscal Nacional para el miércoles en la tarde, en paralelo a la votación del Senado. Una vez zanjado ese tema, habría analizado y entregado después su decisión, la que comunicó el jueves cerca de medio día.
Además, de acuerdo a The Clinic, quien habría operado para apoyar el nombre de Abbott sería el actual Fiscal Nacional Sabas Chahuán. Desde temprano se leyó la nominación del actual Director Ejecutivo de la Fiscalía como una señal de continuidad a la gestión de Chahuán. Es más: éste habría conversado el martes con la mandataria para darle un impulso a su nombre. E incluso, en una movida judicial pero que a la vez podría leerse como política, confirmó que se están analizando posibles salidas alternativas a personeros de la oposición, formalizados en el caso Penta, el que principalmente ha afectado a la UDI y también a algunos dirigentes de RN.
La interpretación que se hace para el Senado es que la Nueva Mayoría podría “picarse” nuevamente, y podría empezar a complicar la aprobación de Abbott, la que se ha de votar la próxima semana. Esto, precisamente por las mismas críticas que le hicieron al gobierno por la nominación de Rajevic. En pocas palabras, más que aliados, en la Nueva Mayoría terminarían siendo más bien una piedra en el zapato, ya que se gastarían nuevamente esfuerzos en alinear al oficialismo, pero se descuidaría la negociación con los independientes, la UDI y RN.
Además, este último partido podría ser gravitante en esta elección, después de que ayer los senadores Manuel José Ossandón y Francisco Chahuán se manifestaron a favor de Abbott, mientras que Alberto Espina dijo que iba a reflexionar.
La otra lectura que se puede hacer es que después del tiro de gracia a Rajevic, y el debilitamiento de Burgos, el Senado ahora más bien se inclinaría a favor del nuevo Fiscal Nacional.
Asimismo, la votación ya se adelanta difícil, a causa de la abstención de dos de los senadores investigados, Fulvio Rossi (PS) e Iván Moreira (UDI). Carlos Bianchi (independiente) -otro voto que podía negociarse- está desaforado. Jaime Orpis (UDI) extendería su licencia médica a causa de un infarto que sufrió, y mientras que Jorge Pizarro, presidente de la DC cuyos hijos están siendo investigados, adelantó que posiblemente se abstendría, pero que también lo determinaría sobre la base de los votos con los que cuente el gobierno.
La negociación ya va contra el tiempo, y la administración de Michelle Bachelet deberá redoblar esfuerzos para evitar el que podría ser el segundo gran fracaso de su “segundo tiempo”.