Michelle v/s Nelly: Dos mujeres líderes frente a frente
Una, la dirigente gremial, desafía a la otra públicamente. La otra, Presidente, permanece ausente, intocable. Nelly Diaz confía que la Mandataria ordene a sus Ministras del Trabajo y de Justicia, sentarse a conversar con los funcionarios y zanjar la razón por la cual Registro Civil está en paro. Las jefes ministeriales desconocen acuerdos firmados por la autoridad, que beneficiarían a los funcionarios de esta importante entidad pública. Dicen que estos jamás existieron.
María Teresa Larraín es Periodista.
Lo concreto es que dos mujeres tienen al país en ascuas. Más de un millón de trámites se acumulan en las oficinas del Registro Civil a lo largo del país, el Gobierno no da señales de solución. A medida que pasan los días, Nelly Díaz ocupa los titulares de la prensa desafiando a quien fuera Directora de ONU Mujeres, hoy Presidente de Chile, a que actúe consecuentemente en atender el pedido de un servicio que está constituido por un 70% de mujeres y cuyos sueldos están muy por debajo del resto de los administrativos de otras reparticiones públicas.
La representante gremial se equivoca esperando que la Presidente tome una determinación, por cuanto la característica de la Jefe de Estado es no tomar decisiones sin consultar asesores, comisiones y equipos. Lo que empezó por una demanda no cumplida, se transforma en una bola de fuego que arrastra a otros servicios públicos como lo ha anunciado ANEF llamando a paro general esta semana. Aún más: la autoridad borra de un plumazo lo que en el proyecto de Reforma Laboral ha planteado: fin al remplazo de trabajadores en huelga. Con los hechos presenciados, esto es simplemente letra muerta.
Michelle Bachelet no es una persona confrontacional. Todo lo que sea bulla le inmoviliza. No sabemos si es por timidez o por el hecho de que, habiendo vivido un periodo traumático en su vida durante la dictadura militar, ella prefiere el silencio. Sin embargo es Jefe de Estado y ello implica que cuando los hechos sobrepasan a sus asesoras ministeriales es ella la que debe dar una solución. O sea cortar el queso en esta mesa donde todos quieren su parte.
No es primera vez que la Presidente se guarda entre los rincones del Palacio. A dos meses de haber asumido su mandato en Mayo del 2006, los jóvenes estudiantes secundarios salieron a la calle y durante más de un mes golpearon puertas pidiendo ser escuchados. La Presidente no solo no recibió a los pingüinos si no que descansó en la Ministro de Educación, Yasna Provoste, la cual poco podía hacer. Michelle siguió callada. Nombró una Comisión Asesora en Educación que se recuerda como la de manitos en alto y que solo logró el término de una ley dictada en dictadura para crear otra, la LGE que hasta hoy no ha podido ser implementada en su totalidad. Quizás nunca vea la luz tal cual la proyectaron los expertos encabezados por el Decano de Educación de la Universidad Alberto Hurtado, Juan Eduardo García Huidobro. Como resultado de ese desastre, la única que salió perdiendo fue la Ministro Provoste obligada a renunciar tras ser acusada constitucionalmente por la oposición de entonces.
La ciudadanía tiene buena memoria. El mutismo de la Presidente empeora su liderazgo. Las Ministras del Trabajo, Ximena Rincón y de Justicia Javiera Blanco caen en contradicciones, amenazas y prepotencias dignas de los tiempos de la dictadura. El Subsecretario del Interior llegó a más: sugirió aplicar la Ley de Seguridad del Estado. Acciones que hablan de un gobierno a la deriva con una gobernante muda.
El conversar no humilla a nadie, por el contrario. Es la cualidad que debe tener todo gobernante o autoridad que le represente. Otros organismos del Estado como Junji, Sename llegaron a acuerdos sin escándalos. Fue porque en la jefatura funcionó el criterio y el interés por dar una solución a las justas demandas de sus funcionarios.
Nelly Díaz, a diferencia de la otra Mujer, Michelle Bachelet, es hija de una esforzada familia de San Bernardo cuyo padre era obrero de Endesa. Ha surgido sola, sin apoyo de partido político alguno. Lleva 35 años en el Registro Civil como oficial administrativo y su sueldo no alcanza los $ 800.000 brutos. Como ella misma lo ha señalado, su jubilación no será de más de $ 150.000. El esfuerzo y la consecuencia son sus armas de lucha.
Michelle también la tuvo difícil. Como miles de otras mujeres que pagaron caro el ser dirigentes y militantes de izquierda derrotadas por una dictadura feroz. Sin embargo, ella llegó a las alturas. Tanto internacionalmente cuando dirigió ONU Mujeres, como hoy que nos gobierna. Tales honores exigen consecuencia. Es lo que le pide Nelly Diaz.
En esta lucha, evidentemente hay dos mujeres que necesariamente deberán verse las caras: la una sigue en silencio rodeada de asesores y probablemente proyectando una nueva Comisión que arregle este asunto. Lo que pudo solucionarse con un simple llamado telefónico a Hacienda.
La otra, en su uniforme blanco- azul toma un liderazgo cuyas consecuencias recién se vislumbran. Y que el Gobierno aún no ha tomado en cuenta. Quizás cegado entre tanto bombo y comisiones.