Cocinas clandestinas: la tendencia que tiene temblando a los restoranes que cobran la vida
Menores precios y una experiencia intima es la que ofrecen miles de cocineros caseros que comienzan a ganar notoriedad gracias a una cocina que parece de excelencia.
Una pareja de jóvenes prepara una deliciosa cena en su departamento para cuatro personas que jamás han visto en su vida. Ellos están aquí para degustar de una comida que en el común de los restaurantes franceses cuesta 85 dólares, sin embargo aquí su valor es de tan solo 27 dólares por persona.
Es decir menos de la mitad de los que cuesta una comida así en el comercio, pero a pesar de ello los comensales disfrutan de una cena exquisita y sofisticada, junto con un vino que ha sido elegido con mucho cuidado.
Economía compartida
Estos lugares pertenecen a la llamada “Economía compartida“, que cada día suma más seguidores en Europa. Un negocio que sus detractores llaman derechamente “restaurantes clandestinos”.
Se trata de algo que surge gracias al éxito de aplicaciones como Airbnb, que convierte tu casa en un hotel y Uber que te permite ganar algún dinero como taxista.
Algo que no le gusta para nada a los chef de los prestigiosos restoranes franceses, que a través de su sindicato, Synhorcat, han realizado un llamado directo al gobierno francés para que termine con este fenómeno, que según las según los representantes del gremio podría llevar a la quiebra a muchos locales, en la delicada situación económica que vive el país galo.
“En el espacio de tres años Airbnb ha triplicado su presencia en París – hasta el punto de que ahora hay 50.000 apartamentos anunciados en su página web“, asegura el presidente de Synhorcat, Didier Chenet a BBC Mundo para de alguna manera graficar este fenómeno que recién comienza en el rubro gastronómico.
El mismo representante agrega “Si el gobierno no hace algo para detener a los restaurantes clandestinos, será el mismo desastre“.
Actualmente se cree que existen 3 mil chef casero en Francia, contra los cuales pesan los argumentos del no pago de impuestos y la falta de normas higiénicas.
“Y si usted desea abrir un verdadero restaurante, necesita calificaciones: cómo hacer frente a los alergenos, cómo tratar con el alcohol. ¿Estas personas se dan cuenta que si un cliente maneja borracho después de una comida, ellos -los chefs- son en parte responsables?” señala Chenet.
Respuesta
Mientras tanto quienes realizan este negocio se defienden diciendo que es algo más por el amor al arte, principalmente porque lo que se cobra es el costos de los ingredientes, más que la mano de obra.
“Principalmente es por amor a la comida. Me encanta cocinar, pero no siempre puedo contar con que vengan amigos a cenar. Así que decidimos invitar extraños” afirma Maura Foglia, una anfitriona italiana que dice atender a invitados dos veces al mes en su departamento cerca del Centro Pompidou.