Secciones El Dínamo

cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad
2 de Diciembre de 2015

Drama nivel Hachiko: joven vagabundo muere en la calle y su perro se queda acompañándolo

El triste hecho conmovió a los habitantes de Osorno que fueron testigos de la conmovedora escena.

Por Redacción
Compartir

Plena tarde del día martes en Osorno. Suena el teléfono de la Primera Comisaría de la ciudad. Un llamado anónimo alerta que sobre el pasto de la calzada en el cruce de la calle Pérez con a Avenida Juan Mackenna, hay un cuerpo, al parecer, sin vida.

Carabineros acude al llamado. Efectivamente en el lugar que se les indicó estaba el cuerpo de un joven de 20 años. Vecinos se acercan a los policías y les explican que es un muchacho que vive en la calle y que es habitual verlo por esos lados. Les dicen que trabaja como cuidador de autos y que suele también dormir por ahí. A los policías les cuesta trabajo acercarse al joven para verificar si está vivo o muerto. Un perro mestizo de color blanco y negro está acostado al lado del cuerpo. Le ladra amenazante a quien intenta acercarse. Carabineros finalmente lo logra. Y confirma la triste verdad: el muchacho está muerto.

Nuevo sistema de detección de drogas (body scanner) de la PDI

Carabineros le avisa al fiscal de turno. El fiscal da aviso a la Brigada de Homicidios de la PDI para que investigue lo sucedido así como también el levantamiento y retiro del cuerpo, ante la triste mirada del perro que no se alejó del lugar en ningún minuto.

El triste hecho hizo a muchos recordar la emotiva historia de Hachiko, un perro japones que llamó la atención mundial por su fiel rutina. Esto sucedió en los años 20.

hashiko

Hachiko era un perro de raza akita que acompañaba a su amo, Eisaburo Ueno, todos los días hasta la estación donde Ueno tomaba el tren para ir a su trabajo. A su regreso Hachiko lo iba a buscar religiosamente todos los días. Sucedió que un día el profesor murió de un paro cardíaco en la universidad. Hachiko llegó ese día a buscarlo como siempre. Pero el profesor nunca llegó. Se quedó ahí la noche entera. Y la siguiente. Y así, por nueve años, hasta que murió. Los japoneses terminaron cambiándole el nombre por “perro fiel”, y hasta le hicieron una estatua. La historia terminó inspirando una película que mantiene el emocional récord de que absolutamente nadie que la haya visto no ha terminado llorando.

* Foto principal SOS Huellas Paillaco

Léenos en Google News

Temas relevantes

#osorno

Notas relacionadas

Deja tu comentario

Lo más reciente

Más noticias de País