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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

El fin de la dictadura venezolana

Este domingo 6 de diciembre se realizarán unas nuevas elecciones parlamentarias en Venezuela. Resultan particularmente importantes considerando el clima nacional e internacional. Son las primeras elecciones parlamentarias del gobierno de Nicolás Maduro, en un clima de crisis económica y desconfianza generalizada.

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José Francisco Lagos es Presidente de la Fundación Chile Siempre

Venezuela vive un clima complejo, no solo problemas económicos, sino que profundas diferencias políticas. Éstas han sido producidas principalmente por el actuar arbitrario y represivo de la dictadura venezolana, que la han llevado a encarcelar opositores y a asesinar a manifestantes.

En ese contexto resultan decidores algunos hechos políticos que sin duda marcarán la elección. En primer lugar, la destitución como diputada de María Corina Machado, una referente en la oposición y que fue electa con la mayor cantidad de votos de todo el país en la elección del 2010. En segundo lugar, la existencia de presos políticos por motivos inverosímiles como Leopoldo López y Antonio Ledezma. En tercer lugar, la profunda crisis económica que vive Venezuela, donde la pobreza ha aumentado a niveles históricos y la escasez de bienes básicos ha marcado la agenda del último tiempo. Por último, ante la inminente pérdida de popularidad, la dictadura ha sacado su cara más populista y cercanos al período electoral han dado paso a la masiva repartición de regalos a las personas, actitud digna del peor de los cohechos. Todo esto tiene una explicación: un régimen dictatorial fracasado es el que ha sumido a Venezuela a la pobreza, la odiosidad y la mediocridad.

Además de lo anterior, el clima internacional también se ve adverso para el régimen. En Argentina, el presidente electo Mauricio Macri, anunció que aplicaría la cláusula democrática contra Venezuela en el Mercosur, que implicaría importantes restricciones económicas para el régimen. Otro factor importante es el quiebre de relaciones con Colombia, que los han llevado a cerrar su frontera, lo que ha provocado una importante crisis en la amplia franja de más de 2.000 kilómetros. Por último, su principal aliado, la dictadura cubana, ha reestablecido sus relaciones con Estados Unidos, uno de los más importantes detractores al gobierno de Maduro, lo que evidentemente lo ha distanciado de los Castro.

Sin perjuicio de lo anterior, no hay que desconocer que la constante en Latinoamérica ha sido la permisividad con la dictadura venezolana, lo fueron con Chávez y lo son con Maduro. El silencio vergonzoso de la región finalmente constituye una muestra de la hipocresía de la izquierda que apoya a regímenes que violan los DD.HH. cuando comparten su agenda política. Una verdadera excepción es la resolución de la Corte Suprema chilena, en el sentido de obligar al gobierno de nuestro país a realizar diligencias en la OEA para que actúe en pos de que se respeten los DD.HH. de los presos políticos. Difícil tarea para Bachelet.

La comunidad internacional debe fiscalizar los comicios del domingo, principalmente debido a que la dictadura de Maduro claramente no entrega garantías de seguridad democrática. Por último, los venezolanos tienen una difícil e importante oportunidad, la elección del 6 de diciembre se puede constituir como el inicio del fin de la dictadura venezolana. El pueblo venezolano está esperanzado en días mejores, entre otras cosas porque no pueden ser peores.

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