A la inglesa: Diputados DC proponen la creación de la figura del Primer Ministro
Aseguran que el excesivo presidencialismo nacional "no es capaz de procesar adecuadamente las demandas sociales, ni tiene la fortaleza para enfrentar la actual crisis política de confianza y legitimidad hacia los actores políticos, ya que nuestro sistema político carece de válvulas de escape, o medios efectivos para quitar la presión política ante este tipo de coyunturas".
Los diputados DC René Saffirio, Fuad Chahin, Víctor Torres y Mario Venegas, presentaron un proyecto de reforma constitucional que crea la figura del Primer Ministro.
Los legisladores sostienen que el régimen presidencialista que existe en nuestro país es un caso prototípico, donde la concentración de funciones recae en el Presidente de la República, el que es jefe del Estado y del Gobierno a la vez, además de reunir las funciones típicas del modelo clásico presidencial: la designación de los Ministros de Estado como colaboradores de su exclusiva confianza: potestad reglamentaria; ejercicio de facultades extraordinarias bajo el derecho de excepción; conducción de las relaciones exteriores; y nombramiento de funcionarios de su exclusiva confianza, entre otros.
Añaden que, si bien es cierto, hay ventajas en este sistema, como la estabilidad político institucional, también hay “importantes defectos o debilidades que pueden conducir a una profunda crisis política, y a un colapso total del régimen demócratico”.
Entre estas falencias, mencionan la personalización del poder, “ya que las excesivas potestades y atribuciones que el Presidente de la República concentra, puede significar un serio riesgo para que emerjan ‘populismos’ o manifestaciones autoritarias”.
Pero a pesar que la Constitución establece limitantes como un mandato de cuatro años y sin posibilidad de reelección para el período siguiente, los parlamentario aseguran que “estos ‘bloqueos’ institucionales pueden resultar insuficientes, en situaciones de abuso de poder, o ineficaces, en caso de populismos”.
Junto con ello, aseguran que el excesivo presidencialismo nacional “no es capaz de procesar adecuadamente las demandas sociales, ni tiene la fortaleza para enfrentar la actual crisis política de confianza y legitimidad hacia los actores políticos, ya que nuestro sistema político carece de válvulas de escape, o medios efectivos para quitar la presión política ante este tipo de coyunturas”.