Se descubre el misterio: ¿Por qué algunas palabras pierden el sentido?
¿Te ha pasado que, cuando piensas o pronuncias muchas veces una misma palabra, de pronto comienza a perder sentido?
Por ejemplo, piensa en la palabra “flores”, f-l-o-r-e-s, Flores. Las flores en el pasto. Flores, flores…bueno, se entiende la idea.
Si te sucedió que la palabra se “desintegró” ante tus ojos, tornándose extraña e incomprensible, no es nada nuevo. La Revista Estadounidense de Psicología lo explicó por primera vez en 1907:
Siguiendo este razonamiento, cualquier palabra puede caer presa de la saciedad semántica, pero puede variar el tiempo en que caen en este verdadero vortex de pérdida de significado. Por ejemplo, la palabra ‘explosión’ es difícil que pierda el sentido, debido a que es muy fácil de asociar.
Un fenómeno similar sucede con la música. Leon James estudió las listas de éxitos que subieron más rápido y que, por consecuencia, concentran más tiempo en las radios, son las que más rápido abandonan los charts. En contraste a ello, las canciones que se demoraron en subir al número uno, son las que tuvieron una presencia mayor en los primeros lugares.
En ese sentido: ¿por qué nos gusta escuchar una canción varias veces? Para meternos aún más en la saciedad semántica musical; pensemos en el coro: dada la repetición de estos, las palabras y frases pierden el significado y ya no los registramos como palabras.
Esto es, precisamente, la forma en que la repetición en la música funciona para hacer que los elementos rítmicos y expresivos del sonido se potencien para, en suma, volverse más irresistibles.