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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

En el colegio me gritaban Chewbacca

"Para que me dejaran de molestar en el colegio, mi madre tomó la decisión de depilarme por primera vez cuando tenía 10 años. La criticaron bastante, le decían que yo era muy pequeña para someterme a esa tortura, pero para mí siempre fue peor que me huevearan tanto".

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Ale Madrid es Periodista. Déjenme piola.

Cuando era chica, negra y pobre, también era peluda. En el colegio me gritaban Chewbacca y algunos niños me escribían con corrector “niña lobo” en la mochila. Nunca supe quién era Chewbacca porque no tenía internet y no había visto Star Wars. Me cubría toda la piel para no incomodar los ojos de los mocosos malcriados. Pasaba los veranos con camiseta manga larga y dejé de usar bikini cuando entré a la pubertad.

Para que me dejaran de molestar en el colegio, mi madre tomó la decisión de depilarme por primera vez cuando tenía 10 años. La criticaron bastante, le decían que yo era muy pequeña para someterme a esa tortura, pero para mí siempre fue peor que me huevearan tanto.

A los 17 años decidimos preocuparnos del tema, pero más que nada por estética. Nos dimos cuenta que efectivamente mi nivel de “peludez” no era normal y que podría deberse a distintos problemas, como el ovario poliquístico, problemas en las tiroides, diabetes, tumor cerebral y un montón de tragedias más.

Comencé con el tratamiento después de haber hecho un montón de exámenes que mostraron distintos problemas médicos. Primero tuve que bajar de peso, luego tratarme la prediabetes y el ovariopoliquístico y de ahí me recetaron un medicamento muy caro que le dan a los señores que sufren cáncer de próstata (inhibe la secreción de testosterona libre en la sangre) y así fue como me cagué la guata y el hígado… pero ya no soy el gremlin que era. Es cierto.

Muchas niñas que sufren de hirsutismo han acudido a mí para que les explique cómo logré bajarle el nivel, pero la verdad es que lo mejor es preocuparse por la parte médica antes de la estética, y por otro lado, me aburrí del complejo que me tuvo cagándome de calor verano tras verano.

Un día me miré al espejo y me dije: loca, estás piola, deja de lloriquear, hace calor, muestra los brazos velludos que la naturaleza te dio.

Tarde comprendí que importaba una mierda ser un peluche y que todos y todas debemos hacer lo que nos haga sentir más cómodos con nosotros mismos. Sé que suena a “Beautiful” de Christina Aguilera o “Fireworks” de Katy Perry, pero lo que en realidad quiero decir: depílate lo que quieras.

Yo decidí dejar de depilarme los brazos, la espalda y el abdomen, porque suficiente sufrimiento hay en el mundo, así que déjenme piola. Mejor trabajar en la autoaceptación, que sale más barata a fin de mes.

Sé que hay niveles peores de hirsutismo y problemas peores en la vida, pero este fue mi tema. Algo que formó mi personalidad, que me dejó un poco más reticente a la idea de conocer gente y que un tiempo me dejaba llorando frente al espejo. Sé que a muchas más también les pasó lo mismo y sigue pasando. No hay mucha información al respecto porque a las minas nos da vergüenza hablar sobre temas que nos acompleja, pero es importante que vayan al médico para asegurarse de que no sea algo más complicado.

Cuando era chica, negra, pobre y peluda, mi mamá me dijo que era la niña más linda del mundo y preferí creerle a ella. Ojalá estuviera ahí para decirle a otras cabras chicas negras, pobres y peludas que son lo más lindo del mundo, que no le hagan caso a los pendejos de mierda, porque además Chewbacca es un personaje adorable. Tan adorable como las cabras chicas negras, pobres y peludas del mundo.

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