Suecia vanguardista: “sin techo” e iglesias aceptan donaciones a través de pago electrónico
Pero esta mudanza a las aplicaciones de pago y otras herramientas virtuales han provocado voces de alerta, ya que ancianos y marginados, usuarios del dinero en efectivo, pueden terminar siendo marginados, lo que se suma al creciente riesgo de endeudamiento entre los jóvenes.
Suecia siempre destaca por estar a la vanguardia en una serie de temáticas y ahora es líder en dejar de lado el dinero en efectivo para realizar transacciones.
Esto quedó de manifiesto en un reportaje realizado por The New York Times, donde se destaca que estos cambios, donde los bancos ya no entregan ni reciben monedas o billetes, también han sido aceptados por los “sin techo”, quienes aceptan donaciones a través de pago electrónico.
Tal es el caso de Stefan Wikberg de 65 años, quien tras perder su trabajo debió vivir cuatro años en las calles y solo subsistía vendiendo revistas para una organización benéfica. Cuando vio que ya nadie llevaba dinero encima, se valió de un posnet móvil para recibir pagos con tarjeta y SMS, con lo cual hizo crecer sus ventas y encontrar un hogar.
Pero esta tendencia también cambió la forma en que las iglesias se relacionan con sus feligreses, ya que según explicó el pastor Soren Eskilsson, ahora proyectan el número de la cuenta bancaria en una pantalla gigante y así los asistentes a la misa pagan su diezmo desde sus dispositivos móviles y a través de una aplicación llamada Swish, implementada por los principales bancos del país.
Así, incluso el muso de ABBA, banda que popularizó el tema “Money, Money, Money”, ya no recibe billetes, por considerarlo algo digno del siglo pasado.
“No nos queremos quedar en el pasado, aceptando un dinero en efectivo que ya está de salida”, explicó Bjorn Ulvaeus, ex integrante del grupo y artífice del museo.
Pero esta mudanza a las aplicaciones de pago y otras herramientas virtuales han provocado voces de alerta, ya que ancianos y marginados, usuarios del dinero en efectivo, pueden terminar siendo marginados, lo que se suma al creciente riesgo de endeudamiento entre los jóvenes.