Ley de Infancia: coherencia en el decir y el hacer
Se hace imperiosa una ley de infancia bien hecha, que refleje el cambio de los tiempos a una “sociedad de la información” presente en todas las áreas de vida; una economía globalizada, la evolución de la familia, las urbes heterogéneas y nuevas formas de exclusión social, además de considerar la importancia de la participación de los propios niños para construir su futuro, entre otros argumentos.
Alejandra Pizarro es Directora Ejecutiva Comunidad de Organizaciones Solidarias
En la tarde del miércoles 6 de enero, en reunión con la Comisión de Familia y Adulto Mayor de la Cámara de Diputados, el Bloque por la Infancia fue informado de la decisión del Ejecutivo de darle “suma urgencia” a la discusión del proyecto de ley de Sistema de Garantía de los Derechos de la Niñez. Esto, sin considerar que ya para los primeros 20 artículos (de 49) hay más de 304 indicaciones para un mejoramiento sustantivo de dicho proyecto. “Suma urgencia” (todos lo sabemos) no significa darle más importancia a un proyecto sino ir lo más rápido posible.
Como Comunidad de Organizaciones Solidarias, y siendo parte del Bloque, estamos plenamente de acuerdo al rechazar la imprudencia de esta decisión del Ejecutivo. Y es que creemos que debates y conversaciones en torno a este tema, son vitales para lograr una ley de Infancia integral y por qué no decirlo, ambiciosa, dada la importancia de su público objetivo: nuestros niños.
¿Qué necesitan los niños durante su infancia para lograr ser exitosos? Tantas” cosas” que no necesariamente son materiales, pero que sí el Estado debe asegurarles. Hay muchos ejemplos, siendo lo más relevante ayudarlos a adquirir valores como el respeto –hacia los demás y hacia sí mismos-, la autoestima, la amistad, la honestidad, la responsabilidad, la igualdad, la integración y la pertenencia. El niño también debe aprender a relacionarse con otros individuos, tener tiempo de recreación y hacer vida en comunidad.
En un trabajo conjunto con los actores de la Sociedad Civil, es indispensable ser responsables y velar por nuestro país, pues el desarrollo sano de la infancia es crucial para el bienestar de cualquier sociedad. La educación y valores que se transmiten a los niños marcarán la manera que van a ser como adultos y por lo tanto el futuro de Chile.
Las más de 300 organizaciones y fundaciones sin fines de lucro del Bloque por la Infancia tienen un largo camino recorrido y un trabajo realizado que retrata los casi 25 años en los cuales los temas de la niñez han estado en un plano casi inexistente: hoy, el niño tiene que ser visto como un verdadero sujeto de derecho, no sólo de protección.
Se hace imperiosa una ley de infancia bien hecha, que refleje el cambio de los tiempos a una “sociedad de la información” presente en todas las áreas de vida; una economía globalizada, la evolución de la familia, las urbes heterogéneas y nuevas formas de exclusión social, además de considerar la importancia de la participación de los propios niños para construir su futuro, entre otros argumentos.
Por eso es necesaria la experiencia de quienes llevan años involucrados en ello, y sobre todo, una mirada de Estado, de aquellas desinteresadas y que trascienden Gobiernos, a fin de salvaguardar el tesoro de nuestro país.
Se puede lograr: en comunidad, siempre es posible avanzar.