Más de medio millón de licencias médicas cada año son rechazadas por Isapres y Fonasa
El 2014, de las cerca de 4 millones y medio de documentos que fueron emitidos, 571 mil 661 fueron objetadas.
La licencia médica se supone que es un instrumento que permite facilitar la mejora de la salud de un paciente, la que podría mantenerse igual de mal –o empeorar- si es que éste continúa con sus funciones en su trabajo. Quienes asumen el costo del reposo del trabajador no son los empleadores o los mismos trabajadores, sino que los sistemas de seguro de salud, como Fonasa o Isapres.
Sin embargo, de acuerdo a una estadística que presenta en esta jornada El Mercurio, una de cada seis licencias médicas que son presentadas no son autorizadas en el sistema de salud, de acuerdo a los antecedentes que presentaron la Superintendencia de Seguridad Social, Fonasa y la Superintendencia de Salud.
El año 2014, de 4 millones y medio de licencias que se emitieron, 571 mil 661 fueron objetadas. En el proceso de revisión de las contralorías médicas de Isapres y de las Comisiones de Medicina Preventiva e Invalidez (Compin) –en el caso de los usuarios de Fonasa- se rechazaron o redujeron en su extensión.
En las Isapres, que tiene 1 millon 800 mil cotizantes, se objetaron 314 mil 797 licencias. En el caso de Fonasa, 256 mil 864 enfrentaron el mismo escenario.
Según las estadísticas de la Superintendencia de Salud al 2014, el aumento del gasto en licencias médicas llegó a un 70%.
De acuerdo al presidente de la Asociación de Isapres, Rafael Caviedes, este sistema “está obsoleto, mal concebido y debe ser reformado. Y cada peso que consume el sistema de licencia es un peso menos que se destina a prestaciones médicas”.
En tanto que el superintendente de Seguridad social, Claudio Reyes, indicó que “está claro que en el caso de rechazos, las Isapres son más estrictas que Fonasa, lo que está influido por el carácter privado de este sistema de salud, donde se generan excedentes”.
Una explicación que plantea el subsecretario de Salud, Jaime Burrows, responde a que “uno, como médico clínico, siempre intenta dar el mejor tratamiento a su paciente, y por eso a veces, los medicamentos son los más caros, y con el reposo pasa lo mismo. Pero lo que ocurre, si uno lo ve desde el punto de vista de la racionalización de los recursos, uno debería ocupar el medicamento, más costo efectivo, y en el caso del reposo, uno que sea el balance justo entre el descanso que se requiere y el costo para la sociedad que significa tener a personas sin trabajar por períodos muy largos”.
Asimismo, otra figura que se considera dentro de este asunto, es que existe un porcentaje de mal uso de los subsidios de incapacidad laboral, que ha dado paso a leyes que castigan con penas de cárcel tanto a los médicos como a los pacientes que intentan conseguir beneficios de este sistema, de manera fraudulenta.