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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Contradicciones del “proceso constituyente”

Sin lugar a dudas nuestra constitución y el llamado “proceso constituyente” han estado en la agenda pública durante los últimos meses. En relación a esto es necesario analizar por sus méritos – o falta de ellos - los argumentos de quienes creen, entre ellos el gobierno, necesario modificar nuestra carta fundamental.

Por José Francisco Lagos
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José Francisco Lagos es Presidente de la Fundación Chile Siempre

Uno de los principales cuestionamientos que surgen a este “proceso” es que se han considerado ilegítimos los mecanismos que nuestra actual constitución contempla para su modificación. Sin embargo, es curioso que a la vez se consideren legítimos otros mecanismos como el gobierno, el Congreso o la estructura unitaria de la República. Pues lo lógico es que si la constitución es ilegítima para su modificación, también lo sea en relación a los otros aspectos. Por eso surge la pregunta de por qué un gobierno ilegitimo (electo por los mecanismos y con las facultades que contempla la constitución) tenga autoridad para iniciar este proceso que debiera estar “exento de estos vicios”.

Un segundo tema importante es en relación a la ilegitimidad de origen que tendría nuestra actual carta fundamental. En este tema es bueno recordar dos procesos de legitimación que tuvo: En primer lugar el plebiscito de 1980, en el que 67,04% de los chilenos que fue a votar la aprobó. Como es posible que nos asalten dudas en este proceso, no hay que olvidar que en una segunda oportunidad, se modificó la carta magna mediante un nuevo plebiscito, en el que todos los partidos (Por ejemplo: PS, UDI, DC y RN) concurrieron a favor de la modificación. En tal ocasión un 91,25% de los votantes, equivalente a más de seis millones de personas aprobaron y legitimaron la constitución reformada.

Resulta curioso que el actual gobierno, electo por un poco más de tres millones de votos no considere lo anterior y tenga tal desprecio por la democracia y por la amplia mayoría.

En tercer lugar, no podemos olvidar que la constitución se modificó de manera significativa el año 2005, a tal punto que se eliminaron las firmas de las personas del régimen militar y se incluyeron las de Ricardo Lagos y su gabinete. En esa ocasión fueron 58 las reformas que se le hicieron y tan solo 29 artículos no fueron modificados, las bases de la institucionalidad y las garantías o derechos de las personas.

Inmediatamente después de su firma el ex Presidente Lagos dijo “Hoy firmamos solemnemente la Constitución democrática de Chile”, a eso agregó “Este es un día muy grande para Chile. Tenemos razones para celebrar. Tenemos hoy por fin una Constitución democrática, acorde con el espíritu de Chile, del alma permanente de Chile”.

Michelle Bachelet fue ministra por 4 años y en dos carteras del gobierno de Lagos. Frente a eso la pregunta que cabe hacerse es si rechaza ese hito político, obra por mero oportunismo o simplemente es un cambio de opinión en relación a la constitución firmada incluso por uno de sus más cercanos ministros, Nicolás Eyzaguirre.

Algunos mal pensados podrían estimar que el gobierno quiere modificar la constitución ya que en ella se impide la discriminación arbitraria, y por su parte el gobierno ha fomentado la discriminación en diversas políticas que ha promovido, por tanto constituye una verdadera piedra de tope para la continuidad del programa. Creo que pertenezco a este grupo.

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