Vacunas obligatorias en Chile no alcanzaron cobertura óptima para proteger a la población el 2015
Uno de los peligros que reviste este hecho es un posible rebrote de enfermedades que se habían erradicado del país. En este escenario, se podría dar que la gente no reciba las dosis gratuitas en los sistemas públicos y privado.
En nuestro país existe una serie de vacunas obligatorias, que deben cumplir con mínimos exigidos de cobertura a nivel nacional. Éstas se administran de forma gratuita en algunas edades determinadas de los chilenos, independiente de que estos se atiendan en Fonasa o Isapre.
A fines del año pasado, los encargados del Programa nacional de inmunizaciones (PNI) se reunieron en Santiago para conocer las cifras que el Ministerio de Salud les entregaría respecto de estas coberturas.
No se encontraron con buenas noticias.
De acuerdo a El Mercurio, a diciembre del 2015, la información reporta que el balance de la cobertura no fue óptimo. Ninguna de las siete vacunas programáticas –que se usan para mantener a la población protegida contra enfermedades infecciosas transmisibles, como la tuberculosis, el sarampión o la meningitis– logró inmunizar al 90% de la población objetivo, índice considerado como óptimo.
Incluso, en casi todas las vacunas que se deben suministrar se observa una caída si son comparadas con los años anteriores. Una de las que despertó un grado de alarma en las autoridades responde a la vacuna que se aplica a los adultos mayores cuando cumplen 65 años, que protege contra enfermedades por neumococo –desde neumonías hasta meningitis– con la que sólo se pudo inmunizar al 15,3% de la población objetivo.
“Las cifras a diciembre son preliminares”, aseguró el jefe del Programa nacional de inmunizaciones, Fernando Muñoz, el que agregó que “el balance final va a estar en marzo, y ahí esperamos tener porcentajes más altos”.
Pese a esto, reconoció que “a medida que se han ido agregando vacunas al calendario de inmunizaciones se ha ido complicando el llegar a más del 90% de la población como objetivo. A nosotros nos gustaría tener 90% o 95%, pero es cada vez un desafío mayor”.
Son más de 4 millones 700 mil dosis de vacunas las que se aplican en Chile y para este año, el PNI cuenta con un presupuesto de 38 mil 808 millones. No obstante, el problema no estaría centrado en un asunto de gasto, sino que más tiene que ver con los peligros que acechan a las personas cuando bajan las coberturas de las vacunas.
La past president de la Sociedad Chilena de Infectología, Jeannette Dabanch, planteó a El Mercurio que “el principal riesgo es que vuelvan enfermedades que se habían erradicado. Está pasando en el mundo que se ven casos de sarampión, coqueluche o rubéola porque las barreras de protección están cayendo y con cada vez más chilenos viajando al extranjero el riesgo es mayor”.
Una de las razones para este problema está relacionado a los grupos “antivacunas”, que sostienen que las dosis o inoculaciones podrían generar daño en las personas. Esto, según Dabanch y diversos estudios, no tendría fundamento científico.
“Si la gente se vacuna, bloquea la transmisión de enfermedades y protege a quienes no pueden vacunarse (como pacientes inmunosuprimidos). Si no se vacunan, dejan desprotegido a su prójimo”, indica María Teresa Valenzuela, vicedecana de investigación y posgrado de la facultad de medicina de la Universidad de los Andes.
La diputada Karla Rubilar agrega que “este gobierno ha desmantelado el programa de vacunas con compras sin suficiente respaldo científico, cantidades que no se correlacionan con la capacidad de cumplir las coberturas de vacunación y la consecuente pérdida de recursos. No es de extrañar que por esta incapacidad empiecen a aparecer brotes de enfermedades que creíamos erradicadas”.