Obama vuelve a ver el Buda de su infancia
Yokohama, Japón. El presidente de EEUU, Barack Obama, retornó hoy, más de 42 años después, a Kamakura, Japón, para ver la estatua del Buda Daibutsu, la mayor de Japón y que le causó un gran impacto en su niñez.
"Es magnífico volver a este gran tesoro de la cultura japonesa. Su belleza ha permanecido conmigo durante muchos años", indicó Obama, quien en repetidas ocasiones ha hablado del impacto que le causó la gran estatua, que su madre le llevó a ver cuando él tenía apenas seis años.
Yokohama, Japón. El presidente de EEUU, Barack Obama, retornó hoy, más de 42 años después, a Kamakura, Japón, para ver la estatua del Buda Daibutsu, la mayor de Japón y que le causó un gran impacto en su niñez.
“Es magnífico volver a este gran tesoro de la cultura japonesa. Su belleza ha permanecido conmigo durante muchos años”, indicó Obama, quien en repetidas ocasiones ha hablado del impacto que le causó la gran estatua, que su madre le llevó a ver cuando él tenía apenas seis años.
“Era así de alto”, comentó durante su visita, señalando su cadera.
Acompañado de Michiko Sato, la directora del templo Kotuku-in, donde se encuentra la imagen, y el doctor Takao Sato, el monje principal del centro, Obama recorrió el perímetro de la estatua, en un monte rodeado de árboles que lucían los colores del otoño.
La estatua de cobre, conocida como Kamakura Daibutsu o el Gran Buda de Kamakura, data de 1252 y muestra al dios sentado en la posición del loto. Pesa 121 toneladas y mide 11,31 metros de altura, 2,35 de ellos sólo el rostro.
Su estilo se encuentra influido por la escuela Kei del siglo XIII y el de la dinastía Song en China.
En ocasiones anteriores, el presidente estadounidense había evocado cómo, pese a los esfuerzos de su madre, lo que más le interesó en aquella visita fue el helado de té verde que pudo comerse al terminar.
Cuarenta y dos años más tarde repitió la experiencia. Tras detenerse en la tienda de regalos del templo para comprar sendos brazaletes para sus hijas Malia y Sasha, se sentó para tomarse una barra de helado de té verde mientras posaba para los fotógrafos.
La visita concluyó con un último paseo hacia la estatua y un apretón de manos a los guías de su visita, antes de tomar el helicóptero que le llevaría al avión Air Force One, en el que emprenderá regreso a Washington.
Con esta visita concluye una gira de diez días del presidente estadounidense por cuatro países asiáticos -India, Indonesia, Corea del Sur y Japón- en la que ha buscado ampliar mercados para los productos de su país y reforzar la presencia estadounidense en la región, que alberga la mitad de la población y la riqueza mundial.
mv/mr