Alemania estudiará si ex líder Colonia Dignidad puede cumplir pena en Europa
Harmut Hopp, médico de profesión, huyó a Alemania en 2011 tras ser condenado en Chile como cómplice de 16 casos de abusos sexuales de niños de la Colonia Dignidad cometidos por el fallecido líder de ese enclave alemán, el ex suboficial nazi Paul Schaefer.
La Justicia alemana estudiará en las próximas semanas la posibilidad de que el ex líder de la Colonia Dignidad Harmut Hopp, condenado en Chile a cinco años y un día de cárcel como cómplice de abusos sexuales a menores, cumpla la pena en Alemania, según avanzó hoy el semanario “Der Spiegel”.
Según la revista, la Fiscalía de Krefeld presentará una petición de ejecución de pena ante la Audiencia provincial, como solicitó Chile en 2014 después de que Alemania rechazara extraditar a Hopp.
Harmut Hopp, médico de profesión, huyó a Alemania en 2011 tras ser condenado en Chile como cómplice de 16 casos de abusos sexuales de niños de la Colonia Dignidad cometidos por el fallecido líder de ese enclave alemán, el ex suboficial nazi Paul Schaefer.
La Colonia Dignidad fue creada en 1961 en el sur de Chile por Schaefer y, con 16.000 hectáreas, con el tiempo se convirtió en un verdadero enclave, donde los colonos vivían encerrados y sus dirigentes no cumplían las leyes chilenas.
Según explica “Der Spiegel”, desde su huida Hopp vive en Krefeld, localidad de unos 222.000 habitantes en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia. La petición de ejecución de pena, señala, no supone determinar de nuevo la culpabilidad del reo, sino estudiar si la condena en Chile cumplió con los principios del Estado de derecho.
Según el abogado alemán de Hopp, Helfried Roubicek, las acusaciones contra su cliente no fueron “suficientemente fundamentadas” en el proceso y el antiguo procedimiento penal chileno “no cumple los requisitos fundamentales de un juicio justo”.
El ex presidente chileno Patricio Aylwin calificó de “un Estado dentro de otro Estado” a Colonia Dignidad, que durante la dictadura de Augusto Pinochet fue utilizado como campo de concentración, de torturas y exterminio por la policía secreta del régimen.
Schaefer, que tras la recuperación de la democracia huyó a Argentina, país que lo expulsó, murió en 2010 en prisión, donde cumplía condenas por la violación y abusos sexuales contra más de una veintena de niños y por infracción a la ley de armas y explosivos.