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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

La ciudadanía organizada recuperará Ñuñoa

Celebramos que la ciudadanía esté tomando conciencia de que ella, con los correspondientes conocimientos técnicos y empoderada acorde a los principios democráticos, es la que debe convencer a las autoridades locales para que exista sustentabilidad urbana en cada comuna del país, pues es indispensable tener ciudades a escala humana.

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Patricio Herman es Presidente Fundación Defendamos la Ciudad

Tal como se dice en su página web, la comuna de Ñuñoa existe desde fines del siglo XIX, en sus inicios con actividad agrícola y actualmente en esta emblemática comuna, una de las 52 que conforman la contaminada y congestionada Región Metropolitana de Santiago, residen mayoritariamente familias de clase media y en menor medida sectores vulnerables. Se localiza lindando con las comunas de Peñalolén, La Reina, Macul, Providencia y Santiago.

En su territorio jurisdiccional no viven los grandes e influyentes empresarios que han manejado ideológicamente las políticas públicas desde la dictadura militar hasta estos días, ni tampoco los altos dirigentes políticos pedigüeños que se han transformado en meras comparsas o mejor dicho “mocitos” de los grupos económicos. Es una comuna en donde todavía existen los almacenes, las carnicerías y las pequeñas farmacias en los barrios, lo que es un motivo de orgullo para ellos. Los vecinos, de todas las edades, se sienten felices de ser ñuñoinos, entre otros motivos porque sus padres, abuelos y bisabuelos también vivían allí.

Durante los 5 consecutivos periodos (1996-2015) en que ejerció la alcaldía Pedro Sabat, dirigente político de Renovación Nacional (RN), se le entregaron todas las facilidades normativas a la industria inmobiliaria para que esta levantara a sus anchas infinidad de torres habitaciones. En la zona aledaña al Estadio Nacional se observan innumerables edificios y en el sector de las avenidas Vicuña Mackenna, Grecia, Marathon y Carlos Dittborn se observan torres de hasta 30 pisos de altura, cuyos simétricos compartimentos semejan verdaderos paneles de abejas. Hasta hoy en día se mantienen las abusivas y muy permisivas normas urbanísticas del año 2007 en su Plan Regulador Comunal (PRC). Sabat promocionó la densidad alta para congraciarse con la industria de la construcción y no nos debe extrañar que su hijo regalón, Pedro Pablo, sea un laborioso y diligente actor inmobiliario.

El ex alcalde, convencido pinochetista hasta ahora, quien también fue alcalde designado en el período 1987-1989, el año pasado se vio en la necesidad de renunciar a su cargo aduciendo una enfermedad aunque después se supo que tenía pretensiones parlamentarias. Después de algunos tejes y manejes presentó formalmente la dimisión al cargo con la esperanza de que su continuador fuera un concejal de apellido Benavides, a quien Sabat llamaba “su delfín”, lo que no fue posible porque el Concejo Municipal, conformado por 10 miembros, votó mayoritariamente por Andrés Zahri, también de RN, aunque en la actualidad es un declarado independiente que desea legítimamente seguir siendo alcalde.

Como consecuencia del total despelote en la aplicación de las normas de edificación para ciertos proyectos inmobiliarios, los vecinos afectados han ingresado denuncias en la Contraloría General de la República y han interpuesto diversos recursos de ilegalidad en la propia municipalidad y recursos de protección ante la Corte de Apelaciones de Santiago, sin que se conozcan sus resultados. Las “equivocaciones” más recurrentes cometidas por la Dirección de Obras Municipales tienen que ver con los cálculos de los conos de sombra, distanciamientos a los muros medianeros y definición de antejardines.

Ahora bien y a modo de un surrealista ejemplo demostrativo de que en Chile las instituciones administrativas no están en condiciones de funcionar, observamos que en la calle Luis Pereira Nº 774, entre las calles Simón Bolívar y Echeñique, previa fusión de 3 predios colindantes, se está construyendo un edificio residencial cuyo permiso Nº 352-2015 del 28/09/15 está absolutamente viciado conforme a resolución del Seremi de Vivienda y Urbanismo. En efecto, esta autoridad de gobierno que, según el artículo 4º de la Ley General de Urbanismo y Construcciones, tiene que supervigilar las actuaciones de los Directores de Obras Municipales, resolvió en 4 actos administrativos consecutivos, todos entre agosto y diciembre de 2015, dirigidos al díscolo Director de Obras de Ñuñoa, que el proceder municipal en ese permiso era anómalo.

¿Cuáles eran las principales observaciones formuladas a su subordinado por la autoridad de mayor jerarquía?

Entre otras cosas, le señaló que “la superficie de la sombra proyectada del volumen teórico sobre los predios vecinos del deslinde oriente, poniente y sur están distorsionados, lo que no permite verificar el cumplimiento del artículo 2.6.11 de la OGUC”, con lo cual se evidencia que el permiso de edificación está mal cursado y por ello el 23/12/15, vía ORD. Nº 6199, le otorga un plazo perentorio de 10 días hábiles para regularizar la situación.

Respecto de los antejardines en la zona en donde se encuentra el mencionado edificio en construcción, el abogado que acompañaba a los vecinos en reunión sostenida el 28 de enero pasado con el Seremi de profesión arquitecto le demostró con fundamentados argumentos al mismo la errada interpretación sostenida por esa función pública en orden a “que en dicha zona no hay norma aplicable sobre antejardines”, justificando esa ausencia porque así está señalado en el artículo 11º del PRC de Ñuñoa.

Ante esta alegre interpretación reglamentaria de permitir que el Director Obras decida lo que le parezca para los antejardines de ciertos los proyectos, burla que está “respaldada” en ese artículo del PRC, el abogado de los vecinos impugnó esa disposición administrativa por violar el artículo 19º, número 2 de la Constitución Política de la República que consagra para todos el principio de igualdad ante la ley. Ante esta contundente refutación, el Seremi quedó de analizar la materia para determinar el curso de las futuras acciones, mientras sus colegas colaboradores que lo acompañaban quedaron enmudecidos.

Por lo que nos han informado los vecinos que se han reunido con dicho Seremi, no hay seguridad de que ese edificio en construcción se ciña al marco regulatorio, lo cual a esta altura del partido ya no es novedad, pues el desorden se mantiene. Es más, hay otro edificio de 13 pisos levantándose en la Av. Zañartu Nº 2801, esquina con la calle Las Dalias con un permiso del año 2007, caducado por el propio Director de Obras, en razón a que no se iniciaron las faenas en el plazo de 3 años, incumpliéndose por lo tanto el artículo 1.4.17 de la OGUC, pero mágicamente se sigue construyendo.

Probablemente estos 2 edificios en un tiempo más recibirán las certificaciones de recepción de obras y serán otros tantos hechos consumados, pero tenemos la expectativa de que vendrán tiempos mejores porque Andrés Zahri, nuevo alcalde, ya ha convenido con sus vecinos y mandantes de que se establecerán a la brevedad las modificaciones en el PRC para que Ñuñoa no se siga deteriorando. Pero, en todo caso, celebramos que la ciudadanía esté tomando conciencia de que ella, con los correspondientes conocimientos técnicos y empoderada acorde a los principios democráticos, es la que debe convencer a las autoridades locales para que exista sustentabilidad urbana en cada comuna del país, pues es indispensable tener ciudades a escala humana.

En octubre próximo tendremos elecciones de alcaldes y concejales y quisiéramos que los elegidos en las 345 comunas del país sean personas preparadas que sepan relacionarse, sin esas impúdicas prácticas asistencialistas, con las diferentes agrupaciones ciudadanas que propugnan una mejor e igualitaria ciudad para todos. Si quienes ejercen el poder político “se ponen las pilas”, Chile escalará en el ranking que cada cierto período de tiempo prepara y difunde a nivel mundial la conspicua OCDE.

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