De antología
El nuevo Chile, señor editor, se pelea las bicicletas naranjas que ya están en 14 comunas de Santiago y que totalizan miles de viajes mensuales. El nuevo Chile, señor editor, es el del Mapocho 42K, proyecto que ya partió y que unirá Pudahuel y Lo Barnechea a través de una cicloparque.
El domingo pasado, una editorial de El Mercurio pasó inadvertida. Y no debiera. Pues su contenido es de antología. Se titula “Ciudadanos de auto propio” y tiene frases para enmarcar.
En esta verdadera oda al automóvil y a la extensión infinita de la ciudad, nos cuentan que la mitad de los chilenos adultos ya cuentan con vehículo propio, que hay unos siete millones de autos y camionetas, y que eso revela el profundo cambio económico que está experimentando el país “y la revolución sociológica que ello conlleva”. Ahí está el comienzo de la tesis de esta editorial, de lo que realmente quiere decir.
“El intento de los planificadores urbanos de desalentar el auto ignora la profunda significación sociológica que trae consigo su masificación. Cada ciudadano en su auto es a la vez más libre y más igual a las élites”, nos dice la columna sin firma. Y sigue.
“…Puede desplazarse por la ciudad y aprovechar las ventajas de barrios más gratos y tranquilos. Puede acudir en masa a las más atractivas playas y lagos durante el verano. Puede escoger ocupaciones distantes sin sufrir las esperas y apreturas de la locomoción pública. Una vez que ha logrado adquirir su auto, lo exhibirá con orgullo…”. A estas alturas de la editorial, uno busca la fecha para ver si no se trata de una edición del Día de los Inocentes.
Pero el remate es más surrealista aún. “(El ciudadano) exigirá de los gobiernos más preocupación por la seguridad y la ciudad, y rechazará las regulaciones e impuestos que le hagan más difícil pasar pronto a un nuevo modelo. Los políticos han de tomar en cuenta que el nuevo Chile va en auto”.
¿Leyó bien? El nuevo Chile va en auto, nos dice el diario. Claro, en un taco de treinta minutos si vive en Chicureo y eso es sólo para llegar a la Autopista. En auto, con tres asientos vacíos, contaminando y usando el espacio público de manera totalmente ineficiente. ¿En qué mundo vive el autor de esta editorial?
Es tan años ochenta, tan sueño americano con malls en la periferia y autos quemando petróleo para andar distancias eternas, tan añeja la idea de este escrito, que parece broma.
El nuevo Chile, señor editor, se pelea las bicicletas naranjas que ya están en 14 comunas de Santiago y que totalizan miles de viajes mensuales. El nuevo Chile, señor editor, es el del Mapocho 42K, proyecto que ya partió y que unirá Pudahuel y Lo Barnechea a través de una cicloparque.
El nuevo Chile, señor editor, es intermodal: combina el metro, las micros, la bicicletas públicas y privadas, todos los tipos de transporte público y sí, también el auto, pero el auto como complemento, para ciertos viajes, y no como el emperador, el gigante egoísta y el símbolo de status que alguna vez fue y que hoy, en países desarrollados, en ciudades sustentables, hace rato dejó de serlo.
Señor editor, ¿me acepta un consejo? Lea el diario.