Waissbluth sobre gratuidad total sin becas: "Ni el GOSPLAN Soviético podría haber logrado esa hazaña"
El fundador Educación 2020 explicó las dificultades que tendría implementar una política de solo "financiamiento a la oferta" y sin becas ni créditos, como demandan algunos estudiantes.
“Hasta ahora las autoridades han dado cuenta que no creen en la reforma, y que no habrá transformación en la educación. Con la entrega de esta gratuidad mediante becas y bonos, las instituciones siguen lucrando y estafando a sus estudiantes”, dijo en la radio de su universidad la presidenta de la Fech, Camila Rojas, respecto a la nueva ofensiva del movimiento estudiantil.
Por eso, conocer la nueva Ley de Educación Superior antes de que esta vaya al Congreso y que se cumpla la promesa de gratuidad total sin becas ni créditos, es una de las consignas estudiantiles de la Confech, que asegura que ya son 12 las universidades las que se han sumado al paro.
Pero el experto Mario Waissbluth, quien en la movilización de 2011 fue bien considerado por el movimiento estudiantil por sus explicaciones técnicas de por qué el lucro no beneficia a la calidad de la educación, no está totalmente de acuerdo con esta demanda de gratuidad total sin becas ni créditos. De hecho, en una columna en su Facebook, se declaró “confundido” por esta petición de los estudiantes y explicó didácticamente por qué es casi imposible lograrla.
“Algunos dirigentes estudiantiles de hoy y antaño, con la cueca avivada por la propia Presidenta, han declarado que hay que terminar con las becas y créditos, para desmercantilizar la educación y acabar con la competencia nefasta entre Ues. Que en vez de financiamiento a la demanda solo debe haber financiamiento a la oferta”, escribió Waissbluth.
A continuación, empezó a desmenuzar cómo funcionaría este sistema. El ingeniero parte de la base que los estudiantes siempre tendrán más de una universidad y carrera entre las cuales escoger. “A menos que esto sea la Unión Sovietica y le digan a Pedro Pérez que, si quiere estudiar odontologia, ‘le tocó ir a la U X sin chistar’. Supongo que la locura no llegará a ese extremo. O sea, competencia por los estudiantes seguirá habiendo. ¿O me equivoco?”, dice.
Waissbluth prosiguió explicando que hay más de 12.000 programas de educación y un promedio de 100 alumnos por programa. “Una cifra loca, fruto del libertinaje mercantil y el caos, pero hoy, es lo que es”, dice. Y explica: “Si solo hay financiamiento a la oferta, eso quiere decir que algún genio en Teatinos deberá decidir cuánta plata le toca a cada una de esas carreras, calculándole un arancel. Que variará mucho por región, infraestructura, laboratorios, etc”.
“Pero esto no para ahí. No solo bastará con calcular un arancel a cada uno de esos 12.000 programas, SINO ADEMAS, definirle un cupo (…) O sea que una burocracia central definirá, año a año, para 12 mil programas de educación, el costo y el cupo”, expone Waissbluth, quien en su habitual estilo ácido, agrega: “Yo creo que ni el GOSPLAN soviético que planificaba toda la producción de Rusia podría haber logrado semejante hazaña”.
El experto redondea: “Que alguien me explique cómo puede operar un modelo, hoy caotizado, y transitar a uno centralmente planificado, de un paraguazo. Y sin dejar un Transantiago en el camino”. Finalmente dice que, aunque puede estar equivocado, “no hay solución que no sea una combinación de financiamiento a la oferta, con becas y créditos, que permita ir ajustando a lo largo de una década este caótico sistema de ‘micros amarillas’ educativas que tiene 3 o 4 ‘lineas de metro’ de mejor calidad”.
