El perfil ultra-conservador de Mario Fernández, nuevo ministro del Interior
El recién asumido jefe de gabinete aseguró en 2002 que estaba contra el divorcio porque "creo en todo lo que dice el cardenal" y como miembro del Tribunal Constitucional intentó que se rechazara la entrega de la píldora del día después. Por lo mismo tuvo grandes desencuentros con la Concertación.
“Pedir que (Mario) Fernández renuncie al Tribunal Constitucional es propio de un Estado totalitario”, dijo en 2008 el en ese entonces diputado Jorge Burgos cuando miembros de la Concertación clamaban por la salida del en ese entonces juez del organismo. La razón: Fernández, de la Democracia Cristiana, había apoyado un requerimiento de la Alianza para impedir que se entregue la Píldora del día después.
Ocho años después, sería Fernández, quien hasta ahora era embajador en Uruguay, el que reemplazaría a Jorge Burgos como ministro del Interior. Sobre su paso por el TC, el apodado “Peta” dijo en una entrevista Qué Pasa: “A mi me tacharon de beato y conservador, pero nunca me importó, porque un ministro no vota para la galería”.
Además de ser ex ministro del TC y embajador, Fernández también fue ministro de Defensa entre 2000 y 2002, y de la Segpres entre 2002 y 2003 en el gobierno de Ricardo Lagos. Fue en este período donde mostró otra de sus facetas ultra conservadoras: su férrea oposición a la ley del divorcio.
En una entrevista a La Tercera en 2002, Fernández dijo: “Estoy contra el divorcio, porque la Iglesia está contra el divorcio. No tengo idea de las razones teológicas, yo no soy teólogo. Creo en todo lo que dice el cardenal. Él es mi autoridad religiosa”.
De hecho, el en ese entonces ministro le pidió a Lagos no manejar el proyecto de ley en el Congreso pese a que le correspondía como jefe de cartera de la Segpres.
Fernández es conocido cercano a Gutenberg Martínez, líder de la facción más conservadora de la DC, quien ha dicho, por ejemplo, que el proyecto de aborto es “un error”; ha criticado fuertemente el rol del PC en el gobierno; y fue uno de los primeros en decir que la Nueva Mayoría tenía una fecha de caducidad.