Orange is the New Black: lo bueno, lo bonito y lo malo de la cuarta temporada
Revisa el completo balance sobre la serie que realizaron los expertos del portal PuroSeries.
Más de un mes ha pasado desde que Netflix estrenará de forma integra la cuarta temporada de Orange is the New Black, plazo más que necesario para realizar un balance sobre lo que nos dejó este nuevo ciclo.
Claramente esta nota contiene SPOILERS
Lo bueno
Superar en líneas generales la temporada anterior. Si bien no encuentro tan decepcionante la tercera entrega respecto a otros comentarios que abundan en Internet, si es cierto que la cuarta es mucho más consistente con los conflictos y la trama a nivel global. Litchfield vive una transformación con la llegada de nuevos guardias de seguridad y eso se nota, entregando un potente drama en la convivencia y adaptación a este nuevo régimen. Por otra parte tenemos el asesinato del tipo que fue enviado por Kubra a matar a Alex. La complicidad que se va generando entre la mujer de lentes, Lolly, Frieda, Red y Piper resultó bastante jugosa, ni hablar del estupendo desenlace.
Y por último el conflicto “racial” también dejó interesantes momentos.
Lo bonito
Del catálogo de series originales de Neflix, Orange es la que más devoro con facilidad, sin tener mayores reparos a la hora de pegarme una buena “maratón”. Que siga manteniendo ese ritmo tras cuatro años de su estreno es todo un mérito. Ese carácter adictivo sin lugar a dudas es uno de sus puntos fuertes.
También destacaría que nos hayan presentado nuevas historias que desconocíamos de algunas reclusas y la llegada de interesantes personajes nuevos, como el desagradable Piscatella.
Lo flojo
Mayores quejas no tengo salvo que siento que desaprovecharon a Pennsatucky, quien venía de ser por lejos el mejor rol en la tercera temporada. Pudieron explotar de mejor forma su “perdón” hacia Coates y su relación con Boo. De igual forma el desenlace dejó algo con un mejor sabor de boca, pero pudo ser mejor.
Lo malo
Algo me pasa con Piper que no la logro soportar, y es raro, ya que en la primera temporada me caía bastante agradable. Me imagino debe ser el síndrome que te entrega la “experiencia” en la prisión. En los primeros compases del cuarto ciclo estaba francamente insoportable, con todo ese rollo del “aquí mando yo” y soy “intocable”. Fue al reunirse con Alex cuando baja un cambio y la vemos más relajada o siendo simplemente Piper. Puedo sonar injusto, pero es que ni siquiera cuando la marcaron sentí algo de tristeza.
Lo decepcionante
Mis expectativas se cumplieron así que no terminé decepcionado.
El personaje
Acá estoy entre dos: Judy King y Lolly. La primera entregó una dosis de humor que siempre es necesario en este tipo de historias y que hace de OITNB un excelente dramedia. Su acento tejano, sus toques racistas y sexuales la convierten en uno de los grandes hallazgos de la producción. Muy bien por Blair Blown.
Por su parte Lolly me conquistó, su flasback es la mejor historia de la temporada, la complicidad que logra con Sam es brutal y su máquina del tiempo es sencillamente notable. Ni hablar de su final, el momento donde sentí tristeza verdadera.
El capítulo
It Sounded Nicer in My Head, el episodio de Lolly es bastante bueno, no obstante me quedo con The Animals. ¿Los motivos? Poussey y su abrupta muerte. El contexto y la forma fue muy bien trabajada, y a pesar que inevitablemente uno intuía que algo grande iba a pasar, estuvo a la altura. Que haya sido Bayley, el guardia más “humano”, el hombre detrás del deceso de la mujer lo hace aún más potente. La rebelión causó una gran baja.
Conclusiones finales
. Se dejó de lado la blandeza de los guardias y acá vimos la crudeza en su estado puro. En ese sentido fue mucho más dura, algo que hacía falta.
. Me gustó harto el regreso de Nichols, personaje que siempre entrega su toque diferenciador.
. La escena del “sexo con palabras” de Lorna y su esposo es memorable.
. Sólida temporada, con un final que te invita a un viaje de mil y unas emociones. Ayyyy Poussey.
. Sobre eso, ¿habrá disparado?.
. No puedo despedirme sin mencionar ese genial trío entre Judy King, Luschek y Jones.