Diez cosas qué NO se deben hacer en Chile según una turista gringa
Desde “trampas para turistas”, hasta lugares –y platos- completamente sobrevalorados. En esta lista puedes encontrar una serie de panoramas y consejos que debieras considerar si es tu primera vez en nuestro país.
Visitar Chile es una experiencia desde que te toca conversar con la primera persona a la que ves, si eres extranjero. Incluso si estudiaste español seguramente un turista –si no ha conversado antes con un chileno- no entenderá nada. También la ciudad, y el país, tienen sus propios “secretos”, que no cualquiera te va a decir, sino que más bien se espera que te encuentres tú mismo con estos lugares o panoramas.
Si vienes con expectativas creadas, puede que te lleves una impresión equivocada, por lo que esta autora hace un resumen de las actividades que puedes hacer tanto en distintos lugares del país como específicamente en Santiago. Pese a perderse un montón de cosas, es una buena forma de comenzar a organizar un viaje, así como para que los locales sepamos cuáles son los intereses y problemas que enfrentan los turistas que vienen a nuestro país.
Revisa a continuación una traducción del artículo publicado por Eileen Smith en Matador Network.
1.- No… visites las Torres del Paine en temporada alta
Si quieres encontrar un momento de soledad en este vasto parque nacional del sur de Chile, no vayas entre diciembre y marzo –especialmente en el circuito W de trekking. El parque se llena de gente, los sitios concesionados de camping se transforman en verdaderas ciudades, y los que son “rústicos” se transforman en villas.
Sí… viaja allá en temporada media
O mejor aún, visita otro parque de la Patagonia, como el Queulat, hogar de rebosantes plantas fucsias, del elusivo huemul (ciervo bajo y fornido que aparece en el escudo de armas de Chile) y una catarata que sale de un glaciar. Un poco más hacia el norte está el poco frecuentado parque nacional de Tolhuaca, lleno de araucarias y pájaros carpinteros de cresta roja tan largos como tu antebrazo.
2.- No… tomes el ferry al glaciar a la laguna San Rafael
Este viaje en bote es caro, incómodo y te hace sentir como si estuvieses en un paseo de curso flotante, como si fuese una sátira con comida de casino escolar.
Gastarás mucha plata para dormir en un cuarto con otros 15 viajeros, a un costado de un motor de ferry, que vibra en la misma frecuencia que a cualquiera lo volvería loco. Todo para pasar una hora a unas cuantas yardas del glaciar, apretado en un bote zodiac con un grupo de chilenos entonados con whiskey.
Sí… anda al glaciar El Morado
Es mucho más accesible, al considerar que el punto de partida está en el Cajón del Maipo (cerca de Santiago). Otra opción es un viaje de un día desde Puerto natales a los glaciares Balmaceda y Serrano, a través de un viaje en bote de cuatro horas a lado de leones marinos y colonias de cormoranes. Sí, podrás ver ambos bloques de hielo, y además realizarás una pequeña caminata en el bosque.
Alternativamente (y no le digas a los chilenos que dije esto), anda al glaciar Perito Moreno en Argentina, uno de los únicos en el mundo que avanza (o se expande).
3.- No… vayas a viña Concha y Toro o tomes el tren del vino
Hay muy buen vino y turismo vitivinícola en Chile, pero Concha y Toro es considerado una opción de “vino para inexpertos”, y el tren podría ser descrito como la opción de vino para quienes están “muy dispuestos a poner grandes sumas de dinero”.
Sí… realiza un tour por tu cuenta en los valles cercanos como Casablanca y Colchagua
Esto es “hacible” tras un poco de investigación. Toma el libro de Margaret Snook “Vino para todos”, saca el diccionario español-inglés, y llega a tu propia cata con estas recomendaciones de vinos, junto con la de los locales –opciones que incidentalmente debieran situarse entre los 2 y los 10 dólares.
También puedes tomar un tour con un experto independiente local como Karen Gilchrist de winetravelchile.com. Para quienes busquen vinos más lujosos, Liz Caskey está más que recomendada.
4.- No… tomes el funicular del cerro San Cristóbal
La cima del segundo cerro más alto de Santiago es un lugar muy popular para sacar fotos. Mas si tomas el funicular te estarás perdiendo algunas de las mejores partes: vistas fabulosas de las montañas en tanto estés subiendo o bajando.
Sí… recorre la vereda del Zorro Vidal
Este sendero toma cerca de 40 minutos a un ritmo razonable y es accesible desde la entrada de Bellavista (Pío nono). O arrienda una bicicleta por el sector de Pedro de Valdivia y pedalea (30 a 40 minutos).
De esta forma, te ganas tu dulzón y rico mote con huesillo (un refresco hecho con ponche de duraznos híper-endulzados, duraznos deshidratados reconstituidos y pulpas de trigo) de los vendedores en la cima.
Mini “sí” del Cerro San Cristóbal: El jardín japonés.
Mini “no” del Cerro San Cristóbal: El zoológico. Los amantes de los animales van a sufrir.
5.- No… asumas que LAN es tu única opción
El servicio aéreo nacional NO es la única opción para vuelos domésticos.
Sí… toma el bus
Los buses nocturnos pueden ser derechamente lujosos. Por otro lado, el tren es una opción lenta pero de buenos escenarios que llega hasta Temuco, y Sky Airlines puede superar todos los precios mencionados anteriormente.
La advertencia usual de comprar por adelantado aplica de la misma manera, incluyendo a los buses en el verano, temporada alta y fines de semana largos.
6.- No… merodees en el centro o cerca de Plaza Italia después de un partido de fútbol importante
Especialmente si Universidad de Chile (la U) o Colo-Colo están jugando. El vandalismo post-juego de los chilenos es una realidad y un viaje en bus o en metro con estos fanáticos, cantando y gritando, no es un lugar donde quieras estar.
Sí… mira un partido en un bar o restaurant más bien retirado
O simplemente toma como excusa el minuto 91, cuando el juego está en entretiempo, para disfrutas las calles prácticamente vacías, y regresa antes de que empiece la pelea.
Un consejo para los sabios… ¿Estos cañones de agua de la policía? Ellos pueden (y lo hacen) arrojar gas lacrimógeno a los tumultos.
7.- No… busques ropa en el mall
Esto sería el Alto Las Condes o el Parque Arauco. Los productos en las tiendas de departamento chilenas son incluso más caras que lo que gastarías en casa.
Sí… anda a Calle Bandera y compra ropa usada
O mejor aún, anda a Patronato, un alocado laberinto de música fuerte y ropa barata, hecha en Chile (o China) por una fracción del precio (y una fracción de la calidad como también dirían algunos) de lo que podrías encontrar en grandes tiendas como Falabella y Paris.
Anda atento a tu billetera, y prueba un falafel o algo de comida coreana en lo que estás allí.
8.- No… comas salmón en el Mercado Central
Más bien, no lo comas en ningún lugar del país. Casi todo el salmón en Chile es de granjas, contienen antibióticos y colorantes prohibidos en muchos países y –si conoces tu salmón- es prácticamente insípido.
Sí… pide cualquier otra cosa en el Mercado Central
Encamínate al caos, elige tu sitio y prueba cualquiera de los otros platos de pescado, u opta por la paila marina, un caldo de diversas criaturas marinas incluyendo diversos tipos de bivalvos, piure y –si tienes suerte- un picoroco gigante. Algunos estómagos menos aventurados pueden preferir pastel de jaiba, una crema de jaiba y queso imposiblemente gruesa.
9.- No… esperes entender palabra alguna de lo que cualquiera dice
Incluso si estudiaste Español en la Básica, la Media o la Universidad, o en la Media Y la Universidad, más una temporada de viajes en américa Central hace 10 años, simplemente NO VAS a entender lo que dice el chileno medio.
Sí… debes intentarlo de todas formas
Muchos visitantes en Chile no hablan una palabra de español, por lo que si haces un esfuerzo, la gente lo va a apreciar.
Si lanzas un “¿cachai?” (“¿comprendes?” en jerga local) o dos, la gente va a sonreír, asentirán y aplaudirán tu castellano, como los locales llaman al lenguaje.
10.- No… esperes que Santiago sea Buenos Aires
Las dos capitales están a un par de montañas de distancia, pero Buenos Aires es el Nueva Yor de Sudamérica, algo a lo que Santiago nunca se podrá acercar –pese al hecho de que llaman “Sanhattan” a uno de sus barrios ascendentes.
Sí… mira a Santiago por lo que es, en su pasado y presente
Años de historia, miles de montañas de separación y olas de distintos colonos han contribuido a hacer que Santiago sea de la forma que es.
La ciudad no tiende a ser muy apreciada, sin mucho turista, y generalmente subestimada. Llega a conocer Santiago en sus propios términos y aprende algo que el complejo industrial de viajes no te puede (y no te va a) mostrar.