Qué tomas realmente cuando abres la llave para beber agua en Chile
El característico sabor del agua potable de Santiago siembra sospechas de los elementos que la componen. Compuesto de bajas dosis de metales pesados, cloro y flúor, ahora último se propuso incorporar uno nuevo: el litio, mineral usado tanto como para crear baterías como para estabilizar el ánimo en casos de depresión.
Hay que tomar al menos dos litros de agua al día. Esa es la clásica recomendación de médicos para cultivar una buena salud, así que de seguro no te cuestionas cuando abres la llave y bebes varios centímetros cúbicos del líquido.
“Agua potable: agua que cumple con los requisitos microbiológicos, de turbiedad, químicos, radiactivos, organolépticos y de desinfección, que aseguran su inocuidad y aptitud para el consumo humano”, es la definición que maneja la Superintendecia de Servicios Sanitarios (SISS), encargada de fiscalizar y velar por la correcta calidad del elemento que suministran las empresas. ¿Pero qué tomas y de donde la sacan? Acá algunas respuestas.
¿De dónde proviene?
Proveniente de fuentes naturales, como ríos, lagos, esteros y aguas subterráneas, el líquido que sale de la llave es filtrada y purificada previamente y su calidad, en gran parte, va a depender de la zona del país. Por ejemplo, el agua del norte tiene mayor concentración de minerales en comparación a la del sur, donde se aprecia un sabor más dulce.
¿Qué pasa en Santiago?
El caso de Santiago es otro. La mayoría de las comunas se abastecen del río Maipo, ubicado en el Cajón del Maipo, y su peculiar sabor se debe a “la dureza del agua, correspondiente a sales de calcio y magnesio, así como el cloro adicionado para asegurar la ausencia de microorganismos le confieren distintos sabores al agua que recibe la población”, explica Christian Maurer, encargado de Calidad de Agua Potable de la División de Fiscalización de la SISS.
Acorde a los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cantidad de elementos o sustancias químicas deben mantenerse a raya para no atentar contra la salud de la población. De hecho, expertos aseguran que “todos esos elementos químicos son buenos para la salud siempre cuando no sobrepasen la norma”. Maurer indica que “en general se presentan niveles de cumplimiento por sobre el 98%”, según las normas establecidas.
¿Qué tiene el agua?
Elementos que de por sí mismo son nocivos, como el arsénico, mercurio y cianuro -metales pesados- están presentes en el agua bebestible, pero en bajas cantidades. Según datos de la norma chilena oficial realizada por el Instituto Nacional de Normalización, el agua que tomas tiene:
- Arsénico 0,01 gramos por litro
- Mercurio 0,001 gramos por litro
- Cianuro 0,05 gramos por litro
- Cobre 2,0 gramos por litro
- Zinc 3,0 gramos por litro
- Fluoruro 0,05 gramos por litro
¿Quién determina qué incluir? Si bien las propuestas pueden venir de distintas esferas, el Ministerio de Salud es el organismo encargado de crear una mesa multidisciplinaria de trabajo y deliberar. Así pasó con el flúor y el largo debate que se abrió en torno a sus beneficios versus efectos negativos.
La nueva propuesta
Actualmente, Chile tiene más del 50% de las reservas de litio a nivel mundial. Dicho mineral es usado para crear baterías eléctricas y a partir de la década de los 50 sus sales empezaron a ser usadas como estabilizador del ánimo.
En dosis bajas, el consumo del litio reduciría los casos de depresión, suicidios e incluso de alzheimer, según científicos del Centro de Envejecimiento y Regeneración (CARE Chile UC). Ante ello, los investigadores estudian actualmente las ventajas de incluir dicho mineral en el consumo de agua potable de la población.
El premio nacional de Ciencias, Nibaldo Inestrosa, es uno de los que lidera la investigación, la cual sociabilizaron hace unos días. “En el caso del suicidio no hay una actividad molecular definida. El litio actúa en varias partes. En concentraciones terapéuticas puede bloquear la enzima GSK3 beta que tiene un rol importante en el sistema nervioso central. Cuando se bloquea esa enzima, se protege a las neuronas y mejora la plasticidad sináptica”, dijo a La Tercera en esa oportunidad.
Ante dicha propuesta, la doctora Izkia Siches del Colegio Médico dice: “El tema es que hay que ver el efecto crónico del litio porque puede tener efectos adversos para la salud. Aún falta evidencia”.
Incluso, la especialista indica que el consumo de litio por parte de una persona que no lo necesita médicamente “puede producir trastornos endocrinológicos, por ejemplo, de tiroides, efectos renales, musculares.No es inocuo. Pero hay que objetivizar qué produce en microdosis a largo plazo”.