¿Quién era y qué tramaba Douglas Tompkins? El libro que indaga la vida del "millonario verde"
Basado en una exhaustiva investigación del periodista Andrés Azócar, este es el único y más completo libro que reconstruye la vida y obra del creador del Parque Pumalín.
Tras el accidente en el Lago General Carrera que le causó la muerte en diciembre de 2015, la Colección Tal Cual (Periodismo UDP-Catalonia) publica esta nueva edición actualizada de la biografía de Douglas Tompkins, el millonario y filántropo estadounidense que invirtió buena parte de su fortuna en la compra de extensos terrenos en la Patagonia para la conservación de reservas naturales.
Basado en una exhaustiva investigación del periodista Andrés Azócar, este es el único y más completo libro que reconstruye la vida y obra del creador del Parque Pumalín. Desde su llegada a Chile hasta su fallecimiento, revela detalles de su incesante lucha contra los poderes económicos, políticos y militares que se oponían a su sueño de dejar a Chile una de las reservas de la biósfera más importantes del planeta.
¿Quién deja atrás una historia de éxitos deportivos y comerciales en California para encerrarse entre montañas lluviosas y gastar una fortuna en cuidar bosques? Algo tramaba Douglas Tompkins; nadie iba a venir a Chile y comprar enormes extensiones de tierra –y en la frontera con Argentina– solo por amor a la naturaleza. Así pensaba una sociedad que salía de la dictadura y apenas había oído hablar de conservación y filantropía. Por ello la historia de Tompkins en Chile –desde las escaramuzas estatales y las injurias gratuitas de los años 90 a los honores unánimes tras su repentina muerte en 2015– es también la historia de un país que cambió.
Ésta es la biografía de un millonario de la industria de la moda que terminó abrazando la ecología profunda, se instaló en Chile y se enfrentó a gobiernos, Fuerzas Armadas, iglesia y empresarios para invertir buena parte de su fortuna en crear el Parque Pumalín y echar abajo proyectos como Hidroaysén.
Decenas de entrevistas a amigos, colegas y críticos construyen el perfil de un hombre de una determinación irreductible, pero también de una falta de empatía enervante, desconfiado y tozudo. Lo fascinante es que es posible estar agradecido del legado de Tompkins sin necesariamente llegar a quererlo por sus cualidades personales: es su obra la que habla por él.