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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

“Todo lo he logrado solo”: las huellas del individualismo

La verdad es que nos debemos a muchas y muchos que nos han dado de sí mismos para enriquecernos, crecer y ser personas.

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Benito Baranda es Presidente ejecutivo de América Solidaria

En repetidas ocasiones he leído y escuchado a personas que han obtenido importantes logros en la vida –inclusive en posiciones hoy de liderazgo- quienes afirman que ‘todo lo han logrado solos’ o ‘que no le deben nada a nadie’, esto despierta en mi múltiples reflexiones como psicólogo y sociólogo, la primera ha sido preguntarme ¿alguien puede lograr ‘todo solo’?. Desde esa pregunta reflexionaré.

Para responder partiré por constatar algunos acontecimientos que marcan la vida de cada ser humano. El primero es que ninguno de nosotros creó el espermatozoide y el óvulo que se juntaron para darnos la existencia, y como hay allí encerrado un gigantesco y aún desconocido material genético –heredado- que nos pone un singular sello concluyo que por lo menos en esto no nos hemos creado a nosotros mismos.

Recorriendo los años posteriores, y como segundo conjunto de acontecimientos, aparecen millares de personas partiendo por los adultos que nos criaron, los lugares que facilitaron nuestra inserción en el mundo donde numerosos individuos algo nos enseñaron (familia extendida, barrio, escuela, club de deportes o centro cultural, iglesias, scouts, voluntariados…), todo ese cúmulo de experiencias e interacciones nos ha permitido formar nuestras más importantes imágenes del mundo que nos modelan y afectan.

Más adelante nace una tercera agrupación de acontecimientos que resulta casi infinita, todas y todos aquellos con los que nos henos encontrado en la vida juvenil y adulta, con quienes hemos establecido vínculos más estrechos y otros más distantes, la pareja que nos abre a experiencias y a un mundo desconocido, en muchos casos la llegada de los hijos e hijas que transforman la existencia fruto del amor, los mismos compañeros de estudios universitarios y/o de trabajo, jefaturas, personas del mundo religioso…etc. Decenas de personas que han colaborado en nuestra construcción como sujetos.

Estos tres acontecimientos y su impacto en nuestro desarrollo como personas me hacen pensar que esta afirmación de que ‘nos hacemos a nosotros mismos’ es más bien una expresión que hace referencia a la cada vez más extendida creencia de que nos ‘auto-creamos’ (self made man), que somos ‘autosuficientes’ y en muchos casos hasta ‘semi-héroes’ (buscadores del éxito) que ‘no le debemos nada a nadie’, o que no ‘estamos contaminados con el poder’ y que ‘somos puros e inmaculados’. La verdad es que nos debemos a muchas y muchos que nos han dado de sí mismos para enriquecernos, crecer y ser personas.

Por ello es que es necesario salir de nosotros mismos, ‘abajarnos’, comprender con mayor humildad nuestra simple existencia, estos son algunos de los pre-requisitos que permitirían levantar un mundo mejor, más centrado en el servicio que en el poder, más abierto a las personas que las cosas, menos preocupado de los elogios y del éxito y más dispuesto a aprender de los demás trabajando por la excelencia; leí el fin de semana en el centro cultural de La Moneda (la exposición de la Ciudad Prohibida-China) que ‘se necesita toda una vida para entender que no se puede entender todo’. Alejarse de la autosuficiencia personal, distanciarse de los líderes individualistas, omnipotentes y vanidosos, aproximarse más a los liderazgos colectivos, serviciales y sencillos; aprender a existir en una ‘nueva rutina’ basada en la empatía y la justicia, pueden ser las ventanas hacia una comunidad diferente, más inclusiva, respetuosa de las diferencias, menos enjuiciadora y pacífica, efectiva en el desarrollo y en la búsqueda de la igualdad.

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