Norman Atkins, experto mundial en docencia: "Muchos profesores creen que los alumnos pobres no superarán la pobreza"
El estadounidense y creador de la red de colegios Uncommon School, enfocada en los alumnos más pobres de Estados Unidos, y del programa universitario para formar profesores, Relay GSE, estuvo en Chile presentando el libro de Doug Lemov, "Teach like a champion 2.0”, que enseña tips prácticos a los docentes para mejorar su clases. En conversación con El Dínamo habló de la educación chilena y sobre el futuro de la educación.
Desde hace décadas que Norman Atkins viaja por el mundo dando charlas sobre educación y docencia y es reconocido como uno de los mayores expertos del mundo en el tema. En Estados Unidos es fundador de una red de colegios sin fines de lucro llamada “Uncommon Schools”, enfocada en los estudiantes más pobres del país, y también es uno de los creadores del reconocido programa de formación de docentes “Relay GSE”, que busca que los profesores mejoren su forma de hacer clases.
El experto estuvo en Chile invitado por La Potenciadora Educacional Aptus Chile, que asesora a colegios de la SIP Red de Colegios y la Fundación Reinaldo Solari con técnicas para mejorar la calidad de su educación, y presentó el libro “Teach Like a Champion 2.o”, escrito por Doug Lemov, que entrega 62 técnicas concretas para que los profesores puedan mejorar el aprendizaje de sus alumnos.
Atkins conversó con El Dínamo sobre su visión de la educación y la docencia basada en décadas de viajes alrededor del mundo y de sus propios proyectos.
-En lo poco que has podido estar en Chile, ¿has podido formarte una opinión del sistema educativo chileno?
-He estado aquí solo por un par de días y he visitado solo un par de escuelas. Y de lo poco que he visto, puedo decir que los niños en Chile me parecen muy similares a los niños que he visto en India, en Sudáfrica, en Brasil, o en Estados Unidos. Todos van a la escuela siendo una promesa para el futuro, y los adultos a veces lo arruinan. Siento que hay que organizar la experiencia educativa de una forma en la que realmente esos niños se motiven y puedan seguir su camino hacia la libertad y el éxito.
-En Chile hay mucha segregación según el tipo de establecimiento al que se va. A los privados suelen ir los más acomodados y a los municipales la población con menores recursos. ¿Existe segregación en el sistema educativo estadounidense?
-En 1954, en la Corte Suprema se consideró que la segregación en las escuelas era injusta y discriminadora, y que debían ser cosa del pasado. Lo triste es que en la educación pública en Estados Unidos, aún después de todos esos años, sigue habiendo discriminación a los alumnos más pobres. Muchos estudiantes negros y latinos van a escuelas que están aisladas del resto. Porque aunque el sistema no está intencionalmente segregado, la gente va igual a escuelas que quedan cerca de sus barrios. Y los barrios de los más pobres son ghettos aisaldos del resto de la sociedad.
-En Uncommon Schools te centras fundamentalmente en los alumnos vulnerables. ¿Qué es para ti más importante para mejorar la experiencia educativa: que los alumnos pobres y ricos vayan a la misma escuela de calidad, o que tanto pobres como ricos tengan una buena educación aunque sea en escuelas segregadas?
-Sueño con un mundo en el que los niños vayan a colegios que tengan la máxima diversidad. Quizás cuando venga un mesías eso podría ser realidad. Es muy triste que todos estos años en EE. UU. los intentos de que exista una educación no segregada no hayan funcionado. Por eso creo que por mientras, lo fundamental es que los estudiantes más pobres tengan una educación de excelente calidad, igual que los ricos. Y que los padres puedan tener la libertad de poder enviar a sus hijos al colegio que les parezca mejor.
-Uno de los principales problemas que tienen los profesores de escuelas vulnerables es que junto con su labor docente, deben enfrentar varios problemas que tienen que ver con el ghetto. ¿Cómo puede un profesor lidiar con estos temas desde la sala de clases?
-Si las escuelas, los profesores y los directivos toman en serio su rol de líderes en la sala de clases, como he visto que lo están haciendo las escuelas de la red SIP en Chile, claramente se puede ayudar a los alumnos a encontrar el camino para escoger la vida que ellos quieran. Hay que generarle expectativas de futuro. Lograr que ellos puedan decidir ir donde quieran y encontrar la forma de surgir e ir a la universidad. Y a largo plazo, si hacemos un buen trabajo educando a los niños, vamos a reducir la pobreza y las condiciones en la que los estudiantes pobres son oprimidos por sus circunstancias. Ese es un objetivo noble para nuestra sociedad.
-Pero eso es difícil dado que en el entorno de la vida de ghetto muchos no han podido salir de la pobreza.
-Es que hay que partir mostrándoles que tienen el mismo potencial e inteligencia que todo el resto de los niños. En Estados Unidos muchos de nuestros estudiantes van a las escuelas que hemos creado y terminan convirtiéndose en los primeros de su familia en ir a la universidad. Y cuando hacen eso alumbran el camino a sus hermanas, hermanos y a los otros miembros de su comunidad. Le demuestran a los más escépticos de su entorno que todos pueden conseguir logros si es que se les da la oportunidad. Y ese es el trabajo que tenemos que hacer para cambiar el mundo. La alternativa es decir no, ‘porque tú naciste aquí no tienes la oportunidad de ir a la universidad y te tendrás que quedar aquí para siempre’. Esa es la forma más rápida de matar la motivación de los jóvenes y de estancar la sociedad.
-Hablas mucho de la universidad como un objetivo. ¿Es un objetivo en sí misma o está sobrevalorada?
-El mundo está cambiando rápidamente y probablemente la universidad está sobrevalorada. La única razón por la que hablo tanto de la universidad es porque tenemos una tradición en nuestro país, y yo creo que en varios países, en que la universidad es el lugar donde los estudiantes deben ir a encontrar su vocación. Pero es verdad que el ultimo objetivo no es la universidad, sino que poner el destino de una persona joven en sus propias manos, ya sea yendo a la universidad, trabajando o escogiendo otro camino.
-¿Cuál es la falencia más común que has visto en los sistemas educativos de los países que has estado?
Que la educación de calidad está aún reservada para la gente con mejor posición económica. Tenemos a muchos ciudadanos que creen que los estudiantes más pobres o los estudiantes de color no van a poder conseguir superarse. Una de las cosas más significativas que he aprendido en mi viaje a Santiago es ver cómo una organización como Aptus o CREE han intentado romper ese paradigma. Y tratan esencialmente de probar que los estudiantes pobres pueden alcanzar un mejor nivel y son los profesores y los directivos los que tienen que hacer el trabajo más difícil para lograr un progreso.
-¿Y cuál es la falla más común de los profesores a la hora de enseñar?
-Creo que muchos profesores no creen que los estudiantes más pobres o los con más problemas pueden superarse. Y los profesores no siempre creen que ellos tienen el poder de impactar el destino de sus alumnos. Y respecto a las habilidades de los docentes, muchos solo han aprendido a enseñar frente a la pizarra y a dar lecciones. Pero cuando los profesores solo enseñan y los alumnos solo escuchan, no ocurre un buen aprendizaje. Además tenemos que tener en cuenta que estamos en la era de la información y que necesitamos a profesores que manejen muchos contenidos, a un nivel que no tiene precedentes. Los profesores de muchas partes del mundo no tienen la suficiente tecnología o las herramientas pedagógicas para dirigirse a los estudiantes. En una era en la que usamos mucho la tecnología, la educación va en camino a ser cada vez más personalizada y muy pronto los profesores deberán adquirir estas nuevas habilidades y aplicarlas en sus clases.
-¿Por qué el libro “Teach Like a Champion” puede ser un aporte para mejorar la calidad de enseñanza de los profesores?
-El libro ayuda a los profesores con tips muy concretos con los que pueden manejar su clase, hacerla disfrutable para el alumno, y asegurarse de que ellos entiendan y aprendan.
-¿Puedes darme ejemplos de alguna de las técnicas que contiene el libro?
-Una de mis favoritas es la del “tiempo de espera”. Los profesores inexpertos o nerviosos hacen preguntas y miran alrededor de la clase para ver si un estudiante levanta la mano. Y si alguien levanta la mano, los estudiantes piensan ‘genial, alguien tiene la respuesta’. Entonces el profesor le pide la respuesta al alumno que levantó la mano y tan pronto como pasa eso, todos los otros apagan su cerebro y dejan de pensar en la solución. Los buenos profesores usan la técnica de los tiempos de espera de hasta 20 segundos. Así puede hacer que todos los estudiantes hagan un esfuerzo en pensar y levantar la mano. Y cuando hay varias manos levantadas, le preguntan justamente al que no lo ha hecho.
-¿Cómo crees que serán las clases en el futuro?
–Me gustaría saberlo. Espero al menos que sean distintas a las del pasado. La estructura de la clase sigue siendo la misma desde hace más de 100 años, porque es algo que es muy lento de cambiar. Pero espero que seamos capaces de personalizar la enseñanza para que todos los estudiantes puedan aprender a su ritmo. Y que todos los estudiantes puedan ser motivados y que haya cada vez más trabajos grupales, expediciones y actividades extra programáticas. Me gustaría que los profesores tengan las herramientas tecnológicas para trabajar con grupos más pequeños y puedan diferenciar a los alumnos que necesitan más ayuda y dedicarles más atención. Y probablemente las salas ya no serán 40 mesas frente a una pizarra, sino que habrá varios alumnos trabajando independientemente y sentados en grupos. Aunque en ese mundo siempre van a haber circunstancias en la que los alumnos deberán aprender juntos, ya sea en proyectos especiales u otras asignaturas. Y claramente en todo este proceso los maestros aun serán valiosos.