El noble gesto con el que un conserje de un edificio solidarizó con hija de nana discriminada
Rigoberto Becerra, quien trabaja en un edificio en el centro de Santiago, no quiso quedar ajeno a la noticia, señalando que "si discriminas a un niño estás dejando ahí una huella muy difícil de borrar".
Indignación causó hace unos días la situación que dio a conocer María Gabriela Rubio Salinas a través de su Facebook, luego de que una vecina en su edificio ubicado en la comuna de Ñuñoa, alegara porque la hija de su nana se estaba bañando en la piscina.
Ante esto, y luego de que argumentaran que la situación vulneraba el reglamento, se dieron cuenta de algo insólito: “Se prohibe el uso de la piscina al personal de empleados del edificio, como igualmente a sus familiares. Quedan incluidos dentro de esta prohibición, los empleados de servicio de los señores residentes y sus familiares”, consignaba el documento.
El hecho fue repudiado en redes sociales e incluso Daniel Matamala en CNN Prime sostuvo que “reglamentos clasistas como este existen y peor aún, hay personas que se apoyan en ellos para defenderse de un grupo de adolescentes de distintos origen puedan jugar juntos, algo que parece una amenaza para una torcida idea de orden social”.
Quien no quiso quedar ajeno al tema fue Rigoberto Becerra, quien pese a trabajar como consejer en un edificio ubicado en el Centro de Santiago, quiso solidarizar con la mujer discriminada realizando un noble gesto y se lanzó a la piscina de su lugar de trabajo.
“Para mí todo pensamiento que vaya en contra de la integración produce el resquebrajamiento de la sociedad. Todas las personas que se ponen en un pedestal superior con un pensamiento hitleriano han destruido la humanidad”, sostuvo tras lanzarse al agua, lo que no se encuentra prohibido por el reglamento del lugar.
Ahí, agregó que “no me cabe en la mente cómo gente de posición alta guarde en su corazón ideologías que matan. En este edificio nunca he tenido un problema, no he sufrido discriminación, tengo libertad para escuchar música y así trabajo feliz”.
“Una persona adulta está preparada para soportar la discriminación, pero si discriminas a un niño estás dejando ahí una huella muy difícil de borrar”, concluyó, según lo publicado por La Cuarta.