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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Lo peor de Chile

Sin respaldo de la ciudadanía decidieron aumentar el número de parlamentarios, postergando inversión publica crítica y necesaria para nuestro bienestar, pero no, ellos han decidido que sumar congresistas es más importante que un embalse, un hospital, educación, seguridad, pensione, etc.

Por Alejandro Maureira
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Inconscientes de la indignación que van acumulando, el Congreso Nacional se ha convertido en lo peor de Chile.

Contradictorios en su discurso, señalan la importancia del transporte público, mientras ellos buscan construir estacionamientos en el Congreso. Mientras Chile es el país con la gasolina más cara de Latinoamérica, ellos se suben la dieta para poder “costear el alza de la bencinas”, en vez de disminuir el impuesto específico que nos perjudica a todos; menos a ellos que generan (auto)leyes descontroladamente.

Nuestros congresistas reciben un sueldo que los ubica en el 1% más rico del país y legislan para seguir aumentando su riqueza, en desmedro de la nuestra.

Tenemos una reforma tributaria que se colmó de discursos altisonantes y cuyo resultado fue el esperado: Más impuestos para la clase media y las PYMEs; nada más.

Mientras el país muestra signos de decadencia a través de excesivos mercados coludidos, poco competitivos o monopólicos producto de leyes que los favorecen. El abuso a los trabajadores se perpetúa, comenzando por los empleados fiscales, por la omisión de legislar lo que sí importa.

¿Salud?, para los dueños de las Isapres y el 1% más rico del país (que incluye a los congresistas), para el resto … no hay salud.

¿Educación?, Sí sólo se financiara la educación estatal tendríamos educación fiscal gratis y a un costo menor que el actual que este entuerto de “gratuidad” con financiamiento fiscal a los colegios del clero y las Universidades privadas tradicionales no tan privadas que busca excluir, arbitrariamente, a las privadas-privadas no tan tradicionales, en fin, educación cara y de muy mala calidad.

El Transantiago saldría más barato y sería más justo y eficiente para usuarios y trabajadores de estatizarse. Si bien soy contrario a la estatización, el funcionamiento del Metro de Santiago y el excesivo costo del sistema concesionado amerita un corte (definitivo).

Pensiones, seguridad, igualdad etc. Todos temas de interés sólo en año de elecciones y peor, con la “iglesia”, ahora, metida al medio.

Sin respaldo de la ciudadanía decidieron aumentar el número de parlamentarios, postergando inversión publica crítica y necesaria para nuestro bienestar, pero no, ellos han decidido que sumar congresistas es más importante que un embalse, un hospital, educación, seguridad, pensione, etc.

En fin, el Congreso Nacional es responsable de nuestro malestar e indignación. Donde debían estar los mejores, no lo están. Los altos sueldos eran para atraer a los mejores; no se logró.

Sus leyes nos perjudican, los problemas sociales empeoran, la acumulación de riqueza aumenta y los temas de interés ciudadanos no se tratan (por falta de quórum). Sus ingresos son desproporcionados y sus declaraciones inconexas con la realidad, demostrando que viven en la burbuja de bienestar creada, sólo para ellos.

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