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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

La desconocida historia de cómo SQM transformó una industria

Se reinventó así una industria en quiebra, que desde cero se llegó a convertir en el productor de nitrato de potasio natural de mejor calidad mundial, producido con insumos sólo nacionales al más bajo costo, con la menor huella de carbono del mercado, libre de cloro y 100% soluble en agua.

Por Armin Lauterbach
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Armin Lauterbach es PhD Instituto Politécnico Federal de Zürich, Ingeniero Civil de Industrias y Profesor titular PUC.

Chile ya casi no produce salitre (NaNO3), producto que representó más de la mitad de nuestro PIB hasta antes de la Gran Depresión del 29 y de la llegada de un sustituto sintético.

A fines de 2015 se cerró la mina de Pedro de Valdivia, la última salitrera que quedaba operativa en territorio nacional. Pero muy cerca de esta mina, en Coya Sur, a partir de los años ‘80 tuvo lugar un significativo proceso de reinvención de los procesos existentes para llegar a producir nitrato de potasio (KNO3), la base de los fertilizantes de especialidad donde hoy Chile domina el mercado mundial.

Como partícipe directo de esta historia, puedo dar fe que lograrlo exigió un silencioso y meticuloso trabajo de ingeniería y modernización económica e industrial. También requirió dar un giro radical en la cultura y visión empresarial que a partir de los años ‘80 guió los pasos de la entonces SOQUIMICH, reorientando la estrategia hacia el cliente final, y poniendo al proceso productivo como medio y no como finalidad.

A inicios de los 80, SOQUIMICH comercializaba yodo y nitrato de sodio (salitre), este último preferentemente para uso agrícola. Sin embargo, la masificación de los fertilizantes sintéticos nitrogenados fue relegando el uso de salitre y disminuyendo su consumo. Bajo esa espiral, la quiebra de SOQUIMICH era inminente. Claramente, había que adaptar la oferta, desarrollar otros productos, buscar nuevos usos, realizar innovaciones tecnológicas y disminuir drásticamente los costos, que en esa época superaban significativamente el estándar internacional.

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Nos focalizamos entonces en la creciente demanda mundial por nitrato de potasio como el fertilizante que se imponía para uso agrícola en la producción hortofrutícola, especialmente para cultivos en invernadero, hidroponía y riego tecnificado. Con la visión de esta oportunidad, en 1985 la compañía emprendió la misión de transformar salitre en nitrato de potasio, mediante un proceso industrial de desarrollo interno único y propio. En esos años, el gran productor era la empresa israelí Haifa Chemicals, que producía un nitrato de potasio de alta pureza, pero de manera artificial a partir de ácido nítrico (HNO3). Nuestro desafío era lograrlo en forma natural, en base a caliche, agua y mucho sol, mediante un proceso ambientalmente más amigable.

Se creó entonces un Centro de Investigación de Procesos -único centro de investigación implementado por una empresa privada en Chile-, dotado de personal idóneo, que incluyó profesionales con postgrado en ingeniería química y en química, en torno al cual se fue sumando conocimiento de universidades y otros centros de prestigio internacional. Fue así como fue posible diseñar e implementar una planta piloto en Coya Sur -recibía las soluciones ricas en nitrato de sodio desde María Elena y Pedro de Valdivia-, y transformar dicho nitrato en nitrato de potasio, con cloruro de potasio (KCl) importado.

Comenzamos así una tarea de largo aliento, de mucho ensayo y error, y de tener que movilizar grandes recursos, pero sobre todo, muchas voluntades. Había que convencer a los miles de potenciales clientes alrededor del mundo acerca de las ventajas del nuevo producto chileno, comparado con las alternativas de abonos sintéticos. Para ello, iniciamos una ambiciosa campaña técnico- agronómica de ensayos y demostraciones en terreno en los cinco continentes.

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En 1993 se da otro gran salto productivo, cuando la compañía inicia la explotación del Salar de Atacama logrando producir su propio cloruro de potasio para abastecer el proceso de Coya Sur, unidad productiva que se fue convirtiendo en el centro neurálgico de la antigua SOQUIMICH (SQM desde 1988).

El desarrollo tecnológico y productivo de esta operación fue creciendo en paralelo a la demanda por el nitrato de potasio de SQM. En un escenario mundial donde los cultivos agrícolas buscan los mejores rendimientos en terrenos más pequeños y con menos agua, la demanda por nitrato de potasio ha ido en constante alza, con un crecimiento aproximado del 8% anual. Y de ser un advenedizo en esta industria, hoy el nitrato de potasio chileno es el actor más relevante, con el 47% del mercado.

Se reinventó así una industria en quiebra, que desde cero se llegó a convertir en el productor de nitrato de potasio natural de mejor calidad mundial, producido con insumos sólo nacionales al más bajo costo, con la menor huella de carbono del mercado, libre de cloro y 100% soluble en agua. Este desarrollo, inexplicablemente poco conocido en Chile, ha sido de gran relevancia para el país. Un logro que los chilenos deberíamos considerar con orgullo.

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