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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Cadem, el gran parlante ideológico de la derecha

"Los resultados de esta sorpresiva entrega claramente fueron desfavorables para el gobierno y para Bachelet en particular, lo que obviamente fue destacado casi como si el instrumento de medición fuera algo así como una ente independiente que no intenta hacer puntos políticos con su trabajo".

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Francisco Méndez es Periodista, columnista.

En medio de la tragedia que azota al sur es que la derecha aprovechó de lanzar todo su armamento comunicacional en contra del gobierno. Que no lo estaban haciendo bien, que su irresponsabilidad estaba quemando a medio Chile, eran los discursos que circulaban, en medios y redes sociales, pronunciados por parlamentarios supuestamente enojados que intentaban, con todos sus recursos, mostrar la indignación en contra de lo que sucedía.

Durante muchos días, personeros de la derecha intentaban decirle a Chile que ellos eran mejores; que si estuvieran al mando del país todo sería más eficiente, y por ello es que antes que preocuparse de los problemas que se estaban viviendo con los enormes incendios, solamente apuntaban al gobierno y a su supuesta “ideologización” al momento de enfrentar el desastre.

Como vieron que la reacción ciudadana no fue tan favorable a sus bravatas, es que de pronto decidieron parar. Le llamaron “tregua” a su decisión de ayudar en vez de criticar, dejando en claro que lo que estaban haciendo anteriormente no era más que un vulgar aprovechamiento político de lo que sucedía, sobre todo ante la precariedad del Estado en materia de equipamiento para afrontar tamañas olas de fuego que barrían con casas, colegios y todo establecimiento que encontraran.

Pero con lo que no contábamos era con que, si bien Chile Vamos había decidido callar sus críticas por un momento, la derecha que dice no serlo, aquella que sostiene el relato de cómo son las cosas, siguió sin parar. Una demostración de ello es la curiosa aparición de la encuesta Cadem un día domingo en los principales medios nacionales. Los resultados de esta sorpresiva entrega claramente fueron desfavorables para el gobierno y para Bachelet en particular, lo que obviamente fue destacado casi como si el instrumento de medición fuera algo así como una ente independiente que no intenta hacer puntos políticos con su trabajo. Como si el hecho de sacar encuestas en cada momento en el que el gobierno se ve en aprietos, no fuera evidentemente una manera de pautear la semana y crear una sensación más allá de la realidad.

Porque la Cadem, seamos sinceros, hoy en día es tal vez el mayor medio con el que la derecha transmite su discurso disfrazándolo de cierta objetividad. Ya que pueden escudarse en que no son un diario ni un canal de televisión marcado por una determinada línea editorial, sino una encuesta con datos “precisos”. Y eso la hace tener más credibilidad en una sociedad como la actual en donde todo lo que huela a político y políticos es mirado con cierta sospecha.

Por lo anterior es que me pregunto, ¿debemos que creerle todos los datos a una empresa que trabaja según la contingencia que sus medios asociados ponen en la palestra? ¿Tenemos que aceptar con los ojos cerrados el oportunismo político de quienes venden una objetividad inexistente? A mi parecer no. Sobre todo cuando vemos en la televisión a un alto ejecutivo de esta empresa hablando y opinando desde una cierta imparcialidad que no se condice con su pasado político, aquel en el que trabajaba para Sebastián Piñera.

Es importante transparentar las posiciones para que haya un debate democrático claro que no sea coaptado por dogmas soterrados que nos quieren contar que son lo que “es” y lo que “debe ser”. Más aún en un país como el nuestro en donde los principales parlantes ideológicos se esconden tras una neutralidad mentirosa.

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