Francia: Debes ser la excepción
El futuro de Europa está en juego en esta elección.
Pierre Lebret es Cientista Politico UDP – La Sorbonne Nouvelle París III. Especialista en Cooperación Internacional
No hay primera sin segunda, ni segunda sin tercera. La primera fue el Brexit, la segunda fue la victoria de Trump, y la tercera? El próximo 23 de abril tendrá lugar en Francia la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Hace dos meses, el panorama parecía seguro, y los vencedores asegurados: Marine Le Pen y François Fillon en segunda vuelta. Pero los escándalos llegaron y dejan por ahora en tercer lugar al ex primer ministro de Sarkozy, abriendo las posibilidades del segundo lugar al ex ministro de economía del presidente Hollande: Emmanuel Macron. Este último prefirió no competir en las primarias socialistas, realizando esta campaña como un independiente y sin expresar públicamente aun su programa de un eventual gobierno.
La que sigue subiendo en las encuestas, aprovechándose de la división de la izquierda y los escándalos de la derecha, es Marine Le Pen instalándose con más del 26% según las últimas encuestas. La mujer que toma como modelo a Juana de Arco, y que la semana pasada logró superar el record de audiencia durante el programa televisivo del canal público France 2: L’Emission politique, reuniendo más de 3,5 millones de telespectadores. Un hecho que confirma lo que logra reflejar el filósofo francés Gilles Lipovetsky en su libro De la Ligereza, en donde los debates políticos actuales “las frases hechas sustituyen a la argumentación, la imagen prima sobre las ideas (…) La video política oculta los problemas de fondo, simplifica las cuestiones, asfixia la capacidad de razonamiento y juicio, privilegia las reacciones emocionales, despolitiza a los ciudadanos”.
Algunos se preguntarán qué hace que los franceses le entreguen cada vez mayor confianza a la extrema derecha para el primer lugar de estos comicios. Por supuesto no faltan los analistas que expresarán que Le Pen no es ningún peligro, ya que sus posibilidades de ganar en segunda vuelta son casi nulas. Pero en materia de análisis y encuestas, el último año nos demuestra que no hay nada dicho y más vale ser prudente.
Son varios factores que explican el auge del Frente Nacional. Por un lado, sabemos que Francia vive bajo una fuerte amenaza terrorista y ha sufrido desde el año 2015 múltiples atentados. Un contexto complejo que permitió a Le Pen galvanizar el sentimiento del miedo en algunos sectores de la sociedad francesa. Por otro lado, Europa es para Le Pen el chivo expiatorio, responsable de todos los males, la crisis financiera y económica, la falta de competitividad para los emprendedores, la crisis migratoria etc. Su gran propuesta? Proponer un referéndum a los franceses para salir del Euro y de la Unión Europea.
El futuro de Europa está en juego en esta elección.
Con más o menos legitimidad, los candidatos de derecha, centro o izquierda como el recién asumido candidato del Partido Socialista Benoit Hamon, deben hablar más de Europa, deben apostar por reformar las instituciones y reducir el rechazo de la ciudadanía a la actual institucionalidad supranacional.
Otro factor importante es la crisis de confianza que existe no solo en Francia, sino en toda Europa. Según los sondeos de Ipsos – Global Advisors los europeos no confían en sus gobiernos, como es el caso de 89% de los españoles, 80% de los italianos, 77% de los franceses, 70% de los alemanes y 66% de los británicos. La desconfianza también es alta respecto de los organismos internacionales como es el caso de España con 77% o Francia con 65%.
En los últimos años, Le Pen con un rostro más amable que el de su padre, disfrazó su partido con piel de oveja, aclamando ser la candidata del antisistema, ni de izquierda ni de derecha. Y finalmente, los potenciales votantes de Le Pen no son adherentes directos a las ideas de un partido reaccionario, extremista y xenófobo, sino que su decisión sera una señal de protesta contra una clase política acomodada de la cual surgen cada año nuevos casos de corrupción y contra un gobierno que no logró enfrentar de manera significativa el problema del desempleo particularmente para los más jóvenes. Según Eurostat, a fines del 2016 la tasa de cesantía de los franceses menores de 26 años se alzaba en un 25,8%.
Al entrar en eso que define Lipovetsky como la lógica de la civilización de lo light, las nuevas formas de autoritarismos y los extremismos representan una gran amenaza para la democracia y la paz en el viejo continente y el mundo.
Nadie creía en la victoria del Brexit, tampoco en la de Trump. Parafraseando a Pierre Bourdieu, en lo impensable de una época, esta todo aquello que no se puede pensar por falta de una disposición ética o política. Debemos vencer la carencia de lo político, esa misma que elites y sociedades han promovido y que hoy hace posible que lo impensable se cumpla. Ayer, sabemos cómo ocurrió. Hoy, está pasando frente a nuestros ojos y deberíamos saber cómo actuar.
Ojalá Francia no confirme la locura trumpista, ni se tranforme en la posibilidad de un nuevo brexit, sino más bien que logre ser la excepción a la regla, reinventando el proyecto europeo y afianzando la seguridad de cada ciudadano cualquier sea su origen, liberando las sociedades europeas de las ideas de disgregación y xenofobia.