Quien traiciona a un camarada no tiene lugar a bordo
La situación vivida por un grupo de uniformadas de la Armada de la Fragata Lynch no fue una “niñería” como lo calificó la abogada de uno de los marinos involucrados.
Ana Cuadros es Abogada, Ex Directora Regional Centro de Apoyo a Víctimas, Ministerio del Interior y Seguridad Pública.Dirigente Amplitud Región de Valparaíso.
Las víctimas de la Fragata Lynch no están en condiciones de responder a las declaraciones o publicaciones que se hagan al respecto. Tampoco están en condiciones de alzar la voz públicamente para defender sus derechos. Somos nosotros los que debemos hablar por ellas. Aquellos que creemos que el respeto hacia las víctimas debe primar por sobre cualquier otro interés.
La situación vivida por un grupo de uniformadas de la Armada de la Fragata Lynch no fue una “niñería” como lo calificó la abogada de uno de los marinos involucrados.
Sus declaraciones no solo agreden nuevamente al grupo de mujeres espiadas, sino que además dejan al descubierto su total desprecio por la afectación que ellas y su entorno pudiesen estar sufriendo.
Por su parte, el ex Comandante en Jefe de la Armada, Almirante Jorge Arancibia, en una vergonzosa declaración, trasladó la responsabilidad de estos hechos a las mujeres que hoy forman parte de la institución.
Ambos desconocen lo hiriente que fueron sus palabras para las víctimas, y el daño que le hicieron con declaraciones de este tipo a la propia Armada de Chile.
Las víctimas de estos hechos no están en condiciones de responder a las declaraciones o publicaciones que se hagan al respecto. Tampoco están en condiciones de alzar la voz públicamente para defender sus derechos.
Somos nosotros los que debemos hablar por ellas. Aquellos que creemos que el respeto hacia las víctimas debe primar por sobre cualquier otro interés. El cuidado que todos debemos tener al referirnos a ellas y a los hechos que las afectaron, porque no es posible que sigan siendo agredidas y que se intenten minimizar los hechos como línea de defensa, que se soslaye la gravedad de los mismos y, en ningún caso, que se les culpe a ellas.
Debemos intentar evitar que la reacción del entorno profundice los efectos del delito en las afectadas. Cuidarlas en este sentido es algo posible, necesario e importante.
Ya es hora de que como sociedad entendamos que sí podemos hacer algo al respecto, partiendo por exigir respeto, colaborando de esta forma en la reparación del daño y no contribuyendo a aumentarlo.
Espero que todos los actores involucrados adquieran conciencia de la necesidad de cuidar a este grupo de mujeres dando las condiciones para un proceso seguro para ellas y no revictimizante.
La reacción de la Armada de Chile ante estos hechos fue severa y ha dejado claro que quienes incurran en este tipo de conductas serán sancionados. Por ello, me parece injusto que haya quienes pretendan enlodar la imagen de la institución.
Los culpables aquí son los autores de estos hechos y no la institución a la que pertenecían.
Las víctimas siguen siendo parte de la familia naval, cumpliendo su sueño de pertenecer a la institución que eligieron para desarrollarse profesionalmente.
Ellas fueron víctimas de algunos de sus pares, pero también han sido protegidas por sus camaradas.
En mi opinión, la carta de navegación es clara: “Quien traiciona a un camarada no tiene lugar a bordo”.
Ana Cuadros.