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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

El costo de la incoherencia en política

"Aunque algunos consideren incómodo o imprudente o incluso contrario a nuestros “intereses”, aunque nos acusen de que favorecemos a la derecha, no podemos seguir titubeando".

Por Gianni Rivera Foo
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Gianni Rivera Foo es Ingeniero comercial, MBA, ex Gobernador de la Provincia de Marga Marga, Delegado a la Junta Nacional DC.

Hace pocos días se cumplieron 3 años de la prisión del parlamentario opositor venezolano, Leopoldo López, acusado por el régimen autoritario de Nicolás Maduro de las peores acciones de conspiración, intento de golpe de Estado y varias cosas más. López es uno más de los cientos de presos políticos que existen en Venezuela.  Tuve el verdadero honor de ser compañero académico de Dany Ramírez, un joven que, dedicándose a la política, cometió el “crimen” de ser un duro opositor al chavismo para defender valores democráticos. Le costó ser preso político y luego tener que abandonar su país .

La manera débil en que la mayoría de los países ha actuado en contra de la represión política en Venezuela, incluido nuestro país, es lamentable. No es posible que se violen los Derechos Humanos de manera permanente, especialmente de los opositores políticos. El ejemplo de dignidad de Lilian Tintori recorriendo el mundo con el mensaje de su marido Leopoldo López, no sólo es una verdadera demostración de amor, sino que es una señal que nos debiera obligar a todos los demócratas a actuar. Hemos visto cómo la mediación del ex presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, fue aprovechada por el régimen ganar tiempo y también ha acrecentado la desesperación de la oposición, que cada día mira con más desconfianza su actitud. He leído y escuchado el testimonio de muchos demócratas que fueron recibidos por los gobiernos de Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez y Luis Herrera Campins, que no sólo dieron refugio a los perseguidos chilenos sino también abrigo al desarrollo de las ideas que eras proscritas por la dictadura militar de Chile. Hoy todos miran desde lejos lo que allí ocurre, incluido al parecer el Embajador de Chile en Venezuela que estuvo exiliado en ese país.  Braulio Jattar, periodista chileno venezolano que lleva seis meses detenido sin que se le prueben cargos, tampoco ha contado con una defensa firme en nuestro país. Es de esperar que no terminemos reaccionando cuando se produzca una guerra civil.  Este es el momento de actuar, de generar las condiciones para que los gobiernos de Latinoamérica -especialmente de Sudamérica- se organicen y realicen el ansiado y merecido diálogo político que todo el pueblo venezolano anhela desde hace largo tiempo. Y Chile, por nuestra historia , debiera llevar el liderazgo de la defensa de los valores democráticos conculcados, especialmente en Venezuela y Cuba.

Esta semana hemos sido testigos de cómo una vez más la dictadura cubana confirma que sigue siendo una dictadura, así tal cual, como son todas las dictaduras, al igual que la de Franco y la de Pinochet. Los demócratas no podemos seguir siendo impasibles frente a la violación de derechos fundamentales de millones de personas en nuestro continente.

Quienes hemos tenido el honor de conocer el legado de Oswaldo Payá, quienes conocimos su entereza, su vocación democrática, su espíritu lleno de paz, su corazón profundamente cubano, lleno de ideas para tener una Cuba mejor, no podemos estar ausentes de lo que representan sus ideas. Su muerte no sólo renovó nuestro compromiso con la isla sino que también vio forjar un nuevo liderazgo, el de su hija, nuestra amiga Rosa María Payá. Ellos sólo querían recordar a dos grandes figuras, de diferentes lugares, pero tan similares por sus conductas de toda la vida, Patricio Aylwin y Václav Havel.

Soy democratacristianos, nuestro partido ha tenido un historial intachable de vocación democrática, hemos sido duros opositores frente a los actos antidemocráticos vengan de donde vengan, pero siempre estuvimos abiertos al diálogo. En nuestro caso, aunque algunos consideren incómodo o imprudente o incluso contrario a nuestros “intereses”, aunque nos acusen de que favorecemos a la derecha, no podemos seguir titubeando.

No podemos seguir aceptando que quienes pretendan retener el poder por el poder, sin importar que nos separen principios fundamentales, sean quienes condicionen los debates y terminen tachándonos de irresponsables. No hay nada más irresponsable que tratar de esconder las diferencias, más aún cuando estas son de fondo y apuntan a nuestros ideales, a lo que nos caracteriza dentro de la sociedad. La incoherencia se paga en política.

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