El paraíso de Adelaida
Adelaida recuerda a bandas chilenas como Solar y Los Ex, tiene algo de grunge e ingredientes del rock alternativo estadounidense de los noventas. Sus letras vienen cargadas de amores que quedaron en el pasado, amistad, críticas a ciertas actitudes de la sociedad actual además de aludir a Valparaíso en más de una ocasión.
El shoegaze está de moda. La tendencia que vio la luz a mediados de los ochentas en el Reino Unido con los escoceses The Jesus and Mary Chain y los irlandeses My Bloody Valentine se ha transformado en la fuente de inspiración para agrupaciones chilenas que hoy dan que hablar, entre ellas Adelaida, trío porteño que acaba de lanzar su tercer disco titulado Paraíso (2017).
Conformados por Gabriel Holzapfel (28) en la batería, Naty Lane (31) en el bajo y Claudio Manríquez (28) —quien usa el seudónimo Jurel Sónico— a cargo de la voz, sintetizador y guitarra. Sus inicios se remontan a 2007, sin embargo no fue hasta el 2012 que editan Narval, un EP que antecede a su disco debut, Monolito (2013) cuyo single, Espirales, fue parte de la banda sonora de la película Videoclub de Pablo Illanes. El sonido de los porteños inmediatamente deja ver la influencia del shoegaze, género bautizado de esta manera en primer lugar por una cuestión de actitud: los integrantes de las bandas precursoras solían mirar fijamente el piso. Y en segundo lugar, por el sonido característico que se basa en guitarras ruidosas y estridentes a tal nivel de ser música no apta para sociabilizar; sino para ser apreciada en vivo o de manera solitaria y dejarse llevar por las divagaciones y pensamientos que surjan en el momento.
Posteriormente, Adelaida edita Madre Culebra (2015) cuya producción estuvo a cargo Jack Endino, quién trabajó con Nirvana en el disco Bleach (1989). En esta ocasión la pandilla se deja abrazar por sonidos ligados a bandas como Pixies y The Smashing Pumpkins. Dicho recorrido fue necesario para llegar a Paraíso (2017), su tercera entrega compuesta de catorce canciones caracterizadas por coros incendiarios y guitarras con tintes sicodélicos que a ratos se distorsionan. Se trata de un material extenso, que deambula por atmósferas etéreas y melancólicas para pasar a la rabia destemplada y ensordecedora que, a su vez, se endulza con elementos pop como los maravillosos coros de Lourdes Liss y Koe.
Adelaida recuerda a bandas chilenas como Solar y Los Ex, tiene algo de grunge e ingredientes del rock alternativo estadounidense de los noventas. Sus letras vienen cargadas de amores que quedaron en el pasado, amistad, críticas a ciertas actitudes de la sociedad actual además de aludir a Valparaíso en más de una ocasión.
Dicen que la tercera es la vencida, después de diez años de trabajo y dos cambios de bajista, este nuevo disco podría consolidar a la agrupación porteña. Quizás ese es el objetivo del nuevo material, acercarse a pasos agigantados al paraíso del rock nacional.