Crisis sindical en Chile
"Lo que sucede en la CUT es una muestra más de que cuando estas organizaciones son secuestradas por el Partido a Comunistas, cambian sus objetivos y los trabajadores pasan a un segundo plano, porque ellos no creen en la libertad, que es la base fundamental del sindicalismo".
Lo que sucede hoy en día con la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y las denuncias de su ex presidente- Arturo Martínez– de fraude, demuestra que la crisis del sindicalismo chileno, en especial de esta organización tan considerada y valorada como interlocutor válido por el Gobierno de la Nueva Mayoría, viene a comprobar que el tema ha estado en las peores manos durante esta administración.
Primero: tuvimos 2 pésimas ministras del Trabajo (Javiera Blanco y Ximena Rincón). Ambas se la jugaron por una desastrosa Reforma Laboral a la medida de la CUT, organización presidida por alguien como Bárbara Figueroa, que no ganó la elección, pero igual siguió de presidenta pese a las denuncias de fraude.
Las ministras dijeron que “con esa reforma no habrían huelgas”. Hoy el país es testigo del mayor conflicto desde el regreso a la democracia: la huelga de Minera Escondida, que ya lleva más de un mes y que hemos visto un papel lamentable de las autoridades ministeriales que no han logrado nada en su papel de mediadores.
Por otra parte, Martínez (que es militante de la Nueva Mayoría) también acusa a la Dirección del Trabajo por no actuar como corresponde ante las irregularidades de la CUT. Una prueba más que el Gobierno y los comunistas están coludidos para manejar a su antojo esta organización, por lo que los trabajadores de los sindicatos afiliados a la CUT deben tener claro que nadie defiende sus derechos y que para ser un dirigente sindical se requiere algo más que ser famosa por insultar con gruesos epítetos a un Ministro de Estado, como es el caso de Bárbara Figueroa.
Lo que sucede en la CUT es una muestra más de que cuando estas organizaciones son secuestradas por el Partido a Comunistas, cambian sus objetivos y los trabajadores pasan a un segundo plano, porque ellos no creen en la libertad, que es la base fundamental del sindicalismo.
Prueba de ello es que lograron aprobar la titularidad sindical para obligar a afiliarse, lo que se contrapone con el derecho a decidir, el cual sustentamos en Amplitud.
Hago un llamado a la Dirección del Trabajo a asumir sus responsabilidades ante las graves acusaciones de un dirigente histórico de la CUT, como Arturo Martínez.
Para esto se deben realizar auditorías y fiscalizar los procesos de elecciones de la CUT, confederación que agrupa a cientos de chilenos trabajadores, y exigir y velar para que las elecciones que se hagan en este período sean un proceso transparente y legítimo.
Los sindicatos, federaciones y confederaciones deben ser dirigidos por trabajadores que defiendan los intereses de éstos, y no por activistas políticos al servicio de los partidos y gobiernos de turno, que es lo que sucede actualmente.
Para Amplitud, los sindicatos de trabajadores son claves en las empresas modernas, en donde cumplen un rol fundamental para propiciar mejoras laborales y para mantener un clima organizacional que favorezca el crecimiento de éstas.
Desde este partido observamos que las máximas dirigencias sindicales se han convertido en un botín y cuoteo, más bien partidista, que privilegian sus consignas ideológicas, respondiendo más a sus ideas políticas que al bienestar de los trabajadores.
La falta de democracia interna es evidente. Por ejemplo en la CUT, no se escucha a los trabajadores quienes han demandado cambiar el sistema de votación a uno universal, o sea una persona un voto.
Sin embargo, este gran cambio democrático arriesga la cómoda permanencia de los dirigentes que han monopolizado estos cargos, ante lo cual consideramos que los líderes sindicales no deben tener éticamente amarras políticas, considerando el rol fundamental que les otorga la Reforma Laboral.