La Fuerza de un director fanático
Hasta ahora, la mejor idea sigue siendo la de las historias paralelas. Rogue One debe ser la más sólida Star Wars desde El Imperio Contraataca, incluso en el atrevimiento de reflotar personajes clásicos con actores ya muertos y devolverle a Darth Vader la maldad fría de un exterminador (spoiler). Lo que me recuerda que nunca le personaremos a Lucas la idea de que Vader en juventud era sólo un pendejo zorrón.
Pato Cuevas es Periodista autónomo, profesor malhablado.
Me quería poner en onda para escribir esto y entonces abrí Spotify para escuchar la música de El Despertar de la Fuerza de John Williams sólo para constatar que el cursor de progreso de las canciones se transforma en un sable láser. Lo menciono por si todavía existiesen descreídos del poder de la Fuerza.
Yo no milito, no me declaré jedi en el mejor censo de la historia ni en el abreviado que pasó, pero creo que el jedismo le compite fuerte a otras religiones. Además, los jedis mueven objetos y manipulan la mente de los débiles, aunque esto último no es un atributo exclusivo.
El punto es la preocupación principal de estos días: el primer tráiler de The Last Jedi (Los Últimos Jedis, plural en español, lo que no revela poco), el episodio VIII de la entrega cinematográfica de La Guerra de las Galaxias. Lo observé con detención, lo miré cuadro a cuadro, como un ocioso compulsivo; soy un niño en cuerpo de viejo. Le hice pantallazos y lo aumenté de tamaño. Un fanático enfermizo hace todo eso, a escondidas, con algo de vergüenza.
Entonces constatamos que quienes hoy están detrás de la factura de productos cinematográficos y televisivos de Star Wars son la generación de los 70, quienes de niños asistieron al cine y la vieron. Ahora, como una cuestión milagrosa, están haciendo su película de fanáticos, pero con presupuesto. Es como el momento en que los estudios entraron en crisis a comienzos de los años 70, se negaban a trabajar con los directores jodidos y les pasaron plata y espacio a la generación de Spielberg, Coppola, Cimino y otros de ese calibre. No, no es la misma genialidad de ese cine. Hablo que de pronto, cuando dejaste de ser niño y te pasan el mejor de los juguetes es el momento preciso para aprovecharlo.
El caso de Rian Johnson, cineasta, músico, director de televisión, cuarentón soltero, sin hijos y con novia puertas afuera que tiene un podcast que habla de cine, marca ese hito. Alguien puso atención a su película Looper, un despiadado cuento sobre los años que vienen, en el que sicarios reciben en un presente las víctimas desde el futuro para asesinarlos y así no sean rastreados. El viaje en el tiempo es ilegal y, por lo tanto, las mafias lo usan a su antojo. Johnson propone un material diverso y expresivo y una película que al menos tiene 3 partes muy diferentes para resolverla. Claro, no se leyó ningún libro de física y la paradoja del viaje en el tiempo es una fantasía torpe y aberrante. Pero enfrente de una historia bien contada el mejor físico cuántico deja caer los brazos y se encanta.
A él, a Rian Johnson, le entregaron la historia del episodio VIII de Star Wars y le pidieron que la co-escribiera y dirigiera.
Por supuesto, hay que esperar, pero sabemos que el estándar narrativo que dejaron los episodios I al III en manos de George Lucas decepcionó. El Despertar de la Fuerza, no sólo a cargo de J. J. Abrams (Lost, Fringe, refundador de Star Trek) sino de los estudios Disney, mejoró el asunto, básicamente para presentar Star Wars a los cabros chicos de hoy haciendo un calco de Una Nueva Esperanza: chica en planeta desértico, conspiración imperial, rebeldes urgidos sobreviviendo, androide carismático, regreso de personajes clásicos, un arma que destruye planetas y un enorme racimo de cabos sueltos para seguir en ruta.
Hasta ahora, la mejor idea sigue siendo la de las historias paralelas. Rogue One debe ser la más sólida Star Wars desde El Imperio Contraataca, incluso en el atrevimiento de reflotar personajes clásicos con actores ya muertos y devolverle a Darth Vader la maldad fría de un exterminador (spoiler). Lo que me recuerda que nunca le perdonaremos a Lucas la idea de que Vader en juventud era sólo un pendejo zorrón.
Entonces, mucho más importante que volver a constatar que varias escenas de este nuevo trailer de The Last Jedi aparezcan realmente en la película en diciembre de 2017 (otra moda muy en boga), observemos qué pasa cuando un estudio le entrega a un director el dominio de ciertas variables para que realice su visión. Una visión de fanático. Eso ya es interesante.