La defensa de coronel (r) y ex colaborador de Juan Emilio Cheyre ante procesamiento en Caravana de la Muerte
“Se le acusa de cómplice, sin haber participado en los trágicos hechos. Se le acusa solo por haber estado destinado en esa unidad militar”, reza la columna.
La semana pasada, el retirado comandante en jefe del Ejército chileno, Juan Emilio Cheyre, fue sometido a proceso, en calidad de cómplice, por el caso Caravana de la Muerte, en su episodio de La Serena.
En el regimiento Arica, en el momento en el que un helicóptero Puma, dirigido por el general Sergio Arellano Stark, el entonces joven teniente habría estado al tanto del fusilamiento de un grupo de presos políticos.
La relevancia de Cheyre para la historia del Ejército es indiscutida, al ser conocido como el general del “nunca más”, momento en el que protagonizó una suerte de mea culpa de la institución, una de las protagonistas de los atropellos a los Derechos Humanos en dictadura.
Y parte de ese legado es el que defiende quien fuese su ayudante, el coronel en retiro Christian Slater, en una carta al director de El Mercurio.
Relata que estuvo en la Escuela Militar entre 1974 y 1977, y nunca tuvo instrucción de Derecho Internacional Humanitario, del cual se enteró de su existencia en la Academia de Guerra del Ejército, a partir de 1995. “Hoy, para tranquilidad de todos, eso es diferente. Fue justamente el ex comandante en jefe del Ejército, general del Ejército Juan Emilio Cheyre Espinosa (marzo de 2002 a marzo de 2006), quien dispuso, difundió y promulgó la nueva ‘Ordenanza General del Ejército de Chile’ con un alto contenido en la valoración de los derechos humanos y la ‘obediencia reflexiva’, no de sumisión absoluta, incorporando –por primera vez en la historia del Ejército de Chile- una malla curricular de formación de alumnos y oficiales en las escuelas matrices, escuelas de armas, y servicios y academias del Ejército, sobre el estudio y análisis de materias relacionadas con los derechos humanos y el derecho internacional humanitario”.
Para Slater, aparentemente nada de eso tiene valor ante la acusación que enfrenta Cheyre. La situación por la que es acusado ocurrió en una “unidad militar intervenida por un general que, el 16 de octubre de 1973, llegó, sorpresivamente desde Santiago en un helicóptero y que, con el personal que lo acompañaba, durante la mañana de ese día, resolvió el trágico fusilamiento de 15 presos políticos que estaban detenidos en la cárcel pública de La Serena, no en el regimiento”.
“En este caso, al teniente Cheyre, grado que tenía el año 1973, se le acusa porque ‘supuestamente’ debería haber sabido todo lo que estaba ocurriendo. Se le acusa de cómplice, sin haber participado en los trágicos hechos. Se le acusa solo por haber estado destinado en esa unidad militar (…) Esto es humillar al Ejército de Chile, humillar a quien hizo lo impensable por recuperar la confianza de toda la sociedad, sin distinción de color político. Eso es tirar por la borda el ‘nunca más’ del general Cheyre”, concluye la misiva.