Nábila Rifo tras condena a su ex pareja: “He cambiado, siento que me he fortalecido”
"Ahora mando en mi casa; aunque estoy ciega, mando quién entra, quién llega. No confío en nadie que venga de repente", cuenta la joven de 29 años.
Instalada en la vivienda provisoria que le entregó el Gobierno en Coyhaique, Nábila Rifo intenta seguir adelante con su vida familiar y laboral. A pocas semanas de que la justicia condenara a su ex pareja, Mauricio Ortega, a 26 años de cárcel por el brutal ataque en su contra, la mujer de 29 años cuenta a la periodista Alejandra Matus en revista Paula cómo ha vivido todo el proceso, a más de un año de que Ortega la golpeara con un trozo de concreto hasta dejarla inconsciente y luego le sacara sus ojos.
Rifo recuerda la época en que conoció a quien luego se convirtió en el padre de dos de sus hijos. “Me gustaba como era. A veces muy alegre, pero a veces muy duro (…) Me empecé a sentir inferior, porque él todo lo sabía, ¡todo! Si le decía algo, me decía que eso estaba mal, que no era así, que no debería decirlo”, comenta y relata que los episodios de violencia empezaron al poco tiempo de la relación.
Con tratamiento médico y psicológico, la joven señala que tras el ataque y una vez que regresó a su casa después de estar un mes internada en Santiago “lloraba todos los días, me daban crisis. Me preguntaba por qué yo, por qué me pasó esto a mí. No podía ver a mis hijos, no podía cocinar, no podía hacer nada; antes yo era una mujer autónoma, que hacía todo sola. Iba a comprar, a buscar a mis hijos, íbamos al parque, al río, corría con ellos”.
“Después de tres meses le pregunté al oftalmólogo si tenía remedio y me dijo: ‘no, porque te arrancaron todo desde adentro'”, dice Nábila y cuenta que en ese entonces se sumió en una depresión profunda de la que está saliendo de a poco: “Cuando no puedo hacer algo lo dejo así nomás. Hago lo que puedo”.
Bajo el cuidado de su madre y de sus hijos, la joven dice: “He cambiado, siento que me he fortalecido. Antes era muy sumisa, todos me pasaban a llevar. Ya no. Ahora mando en mi casa; aunque estoy ciega, mando quién entra, quién llega. No confío en nadie que venga de repente. Tengo un trauma. Si quedo sola con algún hombre, si no están mis hijos, me viene un ataque de pánico. Puede ser hasta mi hermano. No puedo estar sola con nadie. Como no veo, pienso que todos me quieren hace daño”.
El juicio oral del caso fue transmitido por televisión y tuvo amplia cobertura mediática. En ese contexto, se dio a conocer el informe ginecológico que la defensa pidió para intentar probar que Nábila había sido atacada y violada por otro hombre. “Lo hallé súper desubicado. Hablaron de mi vida íntima y no tenían por qué hacerlo”, señala la joven y recuerda que el día en que le tocó declarar los nervios la dominaban. “Me dije: ‘como soy ciega, voy a pensar que estoy sola, con los puros jueces y fiscales. Y voy a decir lo que pienso, y como pasó, y todo lo que fue’. Eso fue lo que hice”.
A la espera de los próximos pasos de la defensa, quienes van a apelar a la condena de Ortega, Nábila Rifo también está atenta a lo que determine la justicia sobre la tuición de sus cuatro hijos: “Me gustaría que me dieran la custodia a mí, porque soy buena mamá, y me siento ahora preparada para estar bien con ellos”.
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