Taxis, Uber y Cabify: La otra batalla de la calle
"En este contexto es importante no establecer cortapisas, sino velar para que la nueva regulación fomente la incorporación responsable de aplicaciones del tipo Uber o Cabify a nuestra legislación".
Cristóbal Acevedo es Abogado y Magister en Ingeniería Industrial de la Universidad Católica. Master en Economía Aplicada de la UCL, Londres. Asesor en políticas públicas. Fue Director del INAPI y JUNAEB.
Negarse a Uber, Cabify u otras aplicaciones similares es negarse a la era digital. Por el contrario, debemos modernizar nuestra legislación para abrir paso a aplicaciones que incorporan tecnología en el transporte.
Incluyendo protestas en las calles, hoy día se debate en el Congreso el Proyecto de Ley que pretende regular su uso.
En este contexto es importante no establecer cortapisas, sino velar para que la nueva regulación fomente la incorporación responsable de aplicaciones del tipo Uber o Cabify a nuestra legislación.
Para ello es necesario que estas plataformas compitan en igualdad de condiciones respecto de los taxis tradicionales, incorporando una regulación en al menos tres dimensiones:
Primero, que las empresas propietarias de las aplicaciones paguen sus impuestos en Chile, estableciendo el deber de retención del IVA o impuesto a la renta por parte del intermediario digital.
En segundo lugar, otorgando seguros a sus usuarios que cuenten con las mismas características que los que se les requieren a los taxistas tradicionales. Asimismo, la obligatoriedad de contar con conductores con Licencia Profesional clase A también es un paso necesario.
Tercero, regulando la “tarifa dinámica” que se aplica actualmente en Uber, dado que los taxis tradicionales no pueden modificar su tarifa en períodos de alta demanda.
Por último, es indispensable modernizar el sistema actual de taxis tradicionales, a fin de que éstos puedan adaptarse a las nuevas tecnologías y exigencias de los usuarios. Por ejemplo, incentivando su incorporación a aplicaciones del tipo EasyTaxi -que otorgan prestaciones similares a Uber o Cabify- y facilitando el pago del servicio mediante tarjetas de crédito o débito.
Como en otras ocasiones está en juego si gana la ruidosa voz de la calle de algunos o el interés de las mayorías de los usuarios que quieren un transporte seguro y de calidad.
El interés común debe ser que tanto los taxis tradicionales como las nuevas aplicaciones coexistan con reglas claras y altos estándares de exigencias para entregar un servicio de calidad a sus usuarios.