En el Mundial nos desquitamos, Roja linda
Chile cayó inmerecidamente con Alemania en la final de la Copa Confederaciones luego de un error infantil de Marcelo Díaz.
Cómo duele perder así. La Roja de Juan Antonio Pizzi no pudo con Alemania en la final de la Copa Confederaciones y cayó por la cuenta mínima en un partido miserable frente a Alemania que en ningún caso mereció perder.
Y cómo no, si los primeros 19 minutos de Chile fueron increíbles. Lo mejor que se la ha visto a esta selección, incluyendo la era Marcelo Bielsa. Se buscó por las bandas, Alexis, Vargas y Vidal remataron desde fuera del área, incluso “Turboman” tuvo un mano a mano con Ter Stegen.
Todo parecía que el cero lo rompía la Roja. Todo parecía que la esperada final en la Copa Confederaciones podía inclinarse de manera rápida para los nacionales. Todo parecía que Alemania estaba bajando la guardia tempranamente. Pero el minuto 20 fue nefasto.
Otra vez Marcelo Díaz fue protagonista de manera ingrata en una final. Si en el último partido de la Copa América Centenario condicionó el encuentro tras su expulsión, esta vez el volante cometió un error de cadete en la entrada del área nacional y entregó el balón en bandeja para que Stindl anotara con el arco a su disposición. Absolutamente inmerecida ventaja germana.
Lo peor de todo fue que la chambonada de Díaz derrumbó al equipo. Sin ir más lejos, el mismo ex Universidad de Chile entregó el balón dos veces al cuadro rival tras el gol, generando oportunidades que -por suerte- los alemanes no lograron concretar. Así se fueron al camarín.
Agonía de 45 minutos
La segunda mitad mantuvo la tónica de los últimos minutos del primer tiempo, pero con la tensión de ir en desventaja. Sin ir más lejos, Marcelo Díaz no pudo sacarse de la cabeza su error, sucumbió ante la presión y Pizzi decidió sacarlo de la cancha para darle paso a Leo Valencia (52′).
Como si no fuera suficiente, numerosas faltas, peleas y fricciones provocadas por Alemania comenzaron a sacar lentamente a la Roja del partido, perdiendo profundidad y haciendo cada vez más complicada una eventual remontada frente a los alemanes.
Entendiendo la desesperación chilena, los europeos decidieron esperar. Los dirigidos por Löw se colgaron del travesaño y armaron una línea de 8 a 9 jugadores atrás. Pese a esto, Chile se generó oportunidades cerca del final: Sagal desvió un tiro en el área chica y un tiro libre en el minuto 93 que encendió las ilusiones por algunos instantes.
Así se terminó la aventura de la Roja en Rusia, en un partido que no merecimos perder y que seguramente Marcelo Díaz no podrá olvidar jamás. Chile subcampeón.