Everything Now de Arcade Fire: tras Reflektor llega la decepción
"Salvo dos o tres canciones remarcables, este material es prescindible dentro del catálogo de Arcade Fire. Seguro se reinventan".
Bárbara Alcántara es Periodista especializada en música. Instagram: chicarollinga
“La generación actual quiere ser como Steve Jobs o Mark Zuckerberg, ya no sueñan con ser estrellas de rock” asevera David Fricke, editor senior de la revista Rolling Stone en la charla realizada el jueves pasado en el Teatro IF. La mencionada afirmación tiene mucho que ver con Everything Now, el título del nuevo trabajo de Arcade Fire.
Destrozado por la crítica especializada, el quinto disco del sexteto de Montreal, contó con personajes de renombre como refuerzo. Thomas Bangalter de Daft Punk, Steve Mackey de Pulp y Geoff Barrow de Portishead se arrojaron con todo al estudio y ayudaron a dar vida a la insustancial y reciente propuesta de Butler y compañía.
Una intro de 46 segundos, antecede al single que le da el nombre al álbum. “Everything Now” es divertida, bailable y efectiva. Luego llega el momento de escuchar a Win Butler en plan MC (maestros de ceremonias del rap o hip hop), los coros de Régine Chassagne y el bajo de Tim Kingsbury le entregan un tonillo que evoca a la sinuosa “Nevermind” de Leonard Cohen. Guardando las proporciones, por cierto. Un sonido electro industrial irrumpe, es “Creature Comfort”, retrato de la sociedad actual encandilada por la aprobación en redes sociales, una melodía potente y atronadora. Lo mejor del disco.
Casi al terminar este poco desenfadado viaje, aparece una luz resplandeciente en el camino. Se trata de “We don’t deserve love”, balada que nos recuerda la belleza de las grandes composiciones que los canadienses son capaces de concebir.
Quizás estamos mal acostumbrados. Las expectativas siempre serán altas. Quizás les jugó una mala pasada esto del everything now. Salvo dos o tres canciones remarcables, este material es prescindible dentro del catálogo de Arcade Fire. Seguro se reinventan. Las esperanzas son lo último que se pierden.