¿Es posible producir energía independiente?
La autogeneración energética, mediante la incorporación de energías renovables a la producción de los hogares, es una opción cada vez más posible.
María Fernanda Juppet es Directora Carrera de Derecho USS Santiago.
No es una novedad que el país está comenzando a sufrir problemas energéticos, que, en el tiempo, tenderán a hacerse más frecuentes, dada la falta de nuevas plantas de generación de energía y la creciente demanda de ella. Una solución posible es la autogeneración energética, mediante la incorporación de energías renovables a la producción de los hogares, idea, que hace algunos años atrás, hubiera parecido sacada de una película futurista.
Hoy, no nos llama la atención ver, al pasar por la carretera, molinos de viento, si bien en forma esporádica, cada vez más frecuentes, como un recordatorio constante de que el mundo está cambiando.
En este contexto, soñar con la posibilidad de producir energía a un menor costo, o incluso, vender los excedentes de ésta al sistema de distribución central con un precio mayor al que se le paga a los grados productores de energía suena aún como un sueño lejano.
Con todo, esta idea hoy es una realidad, para aquellos hogares que opten por la generación de energía renovable a través de la aplicación de la ley de net billing, N° 20.571 y en su reglamento (Decreto Supremo N°71).
Mediante la norma antes comentada, se cambia la lógica de la producción y distribución eléctrica, permitiendo a los consumidores el convertirse en productores de energía y aportar con sus excedentes al sistema interconectado central.
Los altos costos de los equipos pudieran ser considerados como una barrera importante a la entrada de los consumidores para aplicar los beneficios de la ley, pero el Banco Estado ha creado un programa de leasing operativo, que facilita el crédito de tal manera de realizar la inversión inicial con apoyo bancario, generando un ahorro sustancial y constante en los presupuestos de las personas que decidan tomar esta posibilidad como una forma de aportar en el medio ambiente, generando ingresos alternativos a sus hogares.
Podrán hacer uso de este beneficio todas aquellas personas que instalen en sus dependencias, equipos de generación de energía eléctrica con medios de Energía Renovable No Convencional o instalaciones de cogeneración eficiente. Y, que, además, produzcan menos de 100 kilowatts. Resulta importante considerar que la norma busca una penetración de energías no renovables en hogares, y no generar un negocio alternativo al de la generación eléctrica masiva.
Esta opción de generación alternativa, surge como una opción viable para pequeñas y medianas empresas, que, no sólo podrían bajar sus costos energéticos en el corto plazo, sino que ganarían en independencia a la hora de determinar sus montos de producción en relación a variables de manejo propio, y no dependiendo de las potenciales modificaciones de continuidad en la prestación del servicio eléctrico del sistema central, como ya vivimos este invierno después de la inusitada nevada en la capital.