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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Chile y los chilenos: de las candidaturas presidenciales a las AFPs

"El tema de las AFPs no es no más AFPs, dejando a los chilenos sin pensión, sino trabajar por una cultura de la responsabilidad".

Por Carlos Sanhueza Echeverria
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Chile se encuentra en plena campaña presidencial y parlamentaria. Las posturas de los presidencialistas resultan prácticamente inentendibles, lo que no es raro, ya que no se concibe que personas con esas trayectorias aspiren a la máxima magistratura de la nación. Es cierto que algunos cuentan con “segundas líneas” más sólidas en tanto que otras no tienen nada. El profesor Artés parece una réplica del profesor Girafales del Chavo del Ocho. No pierde el aplomo y la solemnidad. Asumo que no tiene programa de gobierno al igual que ME-O y el senador Navarro, ni por más que sostengan lo contrario.

Más destacable es la posición que ha alcanzado Beatriz Sánchez en las encuestas. No tiene curriculum, y piensa en solucionar gran parte de los problemas que aquejan a Chile cobrando un impuesto del 2% a los más ricos.
La idea encontraría sustento no en los trabajos de alguna prestigiosa universidad, sino en los rankings de Super millonarios que prepara la revista Forbes (sic!). Para que decir nada si se piensa en el ofertón de construir un tren de US 15 billones, temas todos en sintonía con la pulsera de los 5 poderes de Omarcito. Es decir, no tienen un proyecto para afianzar el progreso y la paz en Chile. El plan es abusar de la imaginación de los iletrados ofreciendo espejismos. Se trata de propuestas populistas que buscan despedazar al país desde adentro. Prometiendo lo inalcanzable, destruyendo los sueños legítimos de progreso. Piénsese en Venezuela, Cuba y/o Nicaragua.

Entre sus banderas está el terminar con las AFPs porque la gente desconfiaría de ellas. Este argumento vacuo e inaceptable, proveniente de una candidata presidencial. Se desconfía de las AFPs, pero también de los vecinos y profesores, pero la solución no reside en terminar con ellos. La propagación de estos lugares comunes, se hace posible en medio de una ciudadanía desconectada y una falta de honradez que corroe a la sociedad entera. Es más conveniente gritar -aun cuando sea falso- que me han robado, a reconocer que no se ha ahorrado. Invocar la solidaridad, cuando en realidad se grita y presiona no para que se habiliten mecanismos para traspasar parte de nuestros ahorros a los demás, sino precisamente para acceder al ahorro de los otros.

En este tema específico las responsabilidades no se agotan aquí. En estos días la frivolidad de los ejecutivos de las AFPs, ha llegado a la opinión pública al filtrarse una película de un viaje de vendedores al Caribe. Cabe preguntarse ¿Cuál es la hazaña de estos vendedores para ser premiados así? ¿cuál ha sido su aporte al desarrollo de la industria previsional? ¿qué metas consiguen? ¿cómo las logran? ¿Qué incentivos pecuniarios proporcionan estos a los afiliados que trasladan? Me atrevo anticipar que un análisis detenido de este trabajo concluiría con una palabra: vergüenza. Inoperancia de las Administradoras, desidia y falta de celo de los Reguladores que se concentran en lo nimio.

Un segundo hierro -y en realidad el más grave de los ejecutivos de AFPs- es su pasividad estudiada. Jamás han insistido con fuerza y claridad que tanto las tasas de ahorro para la vejez como la frecuencia de las cotizaciones impiden una pensión digna. Por años se inclinaron por el camino de la propaganda, resaltando logros y ocultando debilidades.

La frivolidad del mundo político y las autoridades designadas por ellos para supervisar estas instituciones asombra porque no les van en saga. Confirma los peligros de una sociedad que no insiste en la importancia de la ética, de la honradez, del estudio y del trabajo. Esto permite que personas de baja preparación -operadores- postulen a cargos públicos. No entienden los temas y no tienen el coraje para hacer lo que corresponde. El tema de las AFPs no es no más AFPs, dejando a los chilenos sin pensión, sino trabajar por una cultura de la responsabilidad. Las personas tienen derecho a descansar en sus autoridades, de manera que estas no escabullan el bulto devolviéndole la responsabilidad completa a los afectados.

Los Reguladores tampoco son sólidos. Jamás fue posible empujarlos a informar sobre montos de pensiones, comisiones pagadas a vendedores, vejeces anticipadas etc. Todo se logra luego de una crisis. Nada adelantan. Estos últimos años ha sido imposible movilizarlos a investigar la operación del Seguro de Invalidez y Sobrevivencia que otorgan las AFPs. Seguro que ya subió su precio en forma significativa y que seguirá haciéndolo en beneficio de grupos de avispados, pagados por millones de trabajadores.

La Superintendencia de Pensiones no obstante haber recibido múltiples denuncias para investigar lo que sucede, sigue sin acusar recibo. ¿Cómo despertar la vocación ética de los políticos, Reguladores y ejecutivos de AFPs para que investiguen? En síntesis, para que cumplan cabalmente con sus responsabilidades antes de que se haga patente una nueva crisis con su huella de corruptela. No más ideas y soluciones fantasiosas. Ética, responsabilidad, trabajo y coraje. Atreverse, pero no a hacer leseras, sino lo que corresponde.

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