El frente interno de Álvaro Elizalde en el Partido Socialista
En la próxima elección hay consenso en que el timonel PS se juega el todo o nada. Los opositores de la vieja guardia están atentos esperando que caiga para volver a primera línea.
El próximo lunes 20 de noviembre será un día crucial para la presidencia de Álvaro Elizalde en el Partido Socialista. Dependiendo de los resultados que obtenga su colectividad en las elecciones parlamentarias del día anterior -concretamente, cuántos candidatos obtengan un escaño en el Congreso-, el timonel enfrentará con mayor o menor oposición lo que resta de su mandato y también la proyección de éste a un eventual segundo periodo.
Los principales opositores de Elizalde han llegado desde la vieja guardia socialista y han coordinado una resistencia a su apuesta por “mantener vivo” al PS y por un recambio generacional, teniendo como consecuencia el arrinconamiento de la primera línea de la antigua dirigencia, además de haber hecho -tangencialmente- un corte al eje histórico con la Democracia Cristiana y distanciarse de la figura de Ricardo Lagos. Hay muchas cuentas por pasarle, dicen.
Pero lejos de lo que esperan sus críticos, el ex ministro del actual gobierno tiene la interna en sus manos y con un diseño electoral, en el que casi todos coinciden, que traerá buenos resultados, permitiendo incluso convertirlos en la bancada más grande de la Nueva Mayoría en la Cámara de Diputados.
Eso sería exactamente lo opuesto a lo que esperan sus opositores, que buscan “verlo caer” y pagar los costos por haber “maltratado a los más históricos” del socialismo, en referencia también a lo ocurrido con la candidatura de José Miguel Insulza, “bajado” de la competencia senatorial en Atacama y llevado a Arica, donde tiene pocas chances de ganar.
Al interior de la directiva están confiados. El cálculo es que obtendrán en torno a los 19 diputados y entre dos y cuatro senadores en la regiones impares que compiten este año, sumándose a los cuatro otros que continuarán en la Cámara Alta. Pese a ello, los opositores liderados por el diputado Osvaldo Andrade y Marcelo Díaz, en menor medida, -explican fuentes del socialismo- no perdonan el ostracismo al que fueron llevados y “quieren la cabeza de Elizalde”.
“Nosotros en la interna tenemos un alto nivel de apoyo. Un 80% votó por la lista Unidad Socialista y tenemos un 90% del comité central. Lo que ocurre es que los medios dan espacio a los que critican, que son muy pocos pero hacen creer que fueran una gran oposición”, asegura Andrés Santander, secretario general del partido.
La apuesta del PS
“Elizalde ha hecho lo que ha tenido que hacer y ha manejado bien las piezas”, explica el experto electoral Kenneth Bunker, en referencia a lo ocurrido con las bajadas de Lagos y algunas figuras históricas del tablero socialista, que comenzaron a generar los primeros roces.
Lo mismo opina Mauricio Morales, cientista político de la Universidad de Talca: “Hoy está jugando al todo o nada pero con resultados más que positivos en ambos casos: si gana Alejandro Guillier, el PS sería el partido más poderoso del oficialismo, casi como si el jefe de Estado fuese socialista; si gana Sebastián Piñera, serán el partido más grande de la oposición”.
Para esto, la directiva de Elizalde y Santander -quienes por años ha estado a cargo del diseño electoral del partido en distintos espacios- apostaron por 59 candidatos a la Cámara y diez al Senado, aprovechando que por primera vez sin el sistema binominal podrán competir en los 28 distritos del país. “Se reconoce al interior del PS que pusimos en competencia al mejor elenco que teníamos disponible”, dice el secretario general. “Es un esfuerzo por el mejor resultado posible”, agrega Elizalde.
En esa línea, Santander dice que eligiendo a cuatro cartas en el Senado -Isabel Allende (Valparaíso) Camilo Escalona (Aysén), Insulza (Arica) y el propio Elizalde (Maule)- sería un resultado “perfecto”, mientras que con solo dos electos sería “aceptable” ya que quedan con la misma cantidad de escaños que hoy (seis), aunque en una Cámara Alta compuesta por 43 senadores y no 38 como lo es actualmente.
Según un miembro de la mesa, dos candidatos los tienen tranquilos: Allende “está segura porque es muy difícil que el PPD doble con Ricardo Lagos Weber y Marco Antonio Núñez”; lo mismo con Escalona en el sur del país, aunque los analistas políticos no coinciden con ese esperanzador resultado.
Bunker asegura que Insulza la tiene difícil frente a Salvador Urrutia en una región que solo elige a dos senadores y donde el otro probablemente sea de Chile Vamos; Allende, dice el experto, “está cuesta arriba” y que el mismo Elizalde no tendría resultados positivos ya que la zona donde compite tiene mayor voto DC y de derecha, con un Jorge Tarud (PPD) mucho más expandido territorialmente.
Escalona “podría lograrlo”, dice Bunker, aunque Morales agrega que el ex parlamentario “corre en un sistema de partido desestructurado en la zona que lo complica”. Un magro resultado en la senatorial podría ser el argumento que necesitan los opositores para volver a liderar la casona del Barrio París-Londres.
La ofensiva
Andrade afirma que “el gran déficit que ha tenido el partido es que dejó de ser un articulador de la centro izquierda y eso viene desde la gestión de Allende”, aunque en público rechaza criticar a la dirigencia actual. El también ex presidente de la Cámara afirma que desapareció ese importante rol en la coalición y que en estas elecciones se juega la continuidad de ese modelo o si se cambia.
La dura crítica del diputado -dicen en la directiva- tiene que ver con que “lo marginamos” y que apuestan por que caerán el 20 de noviembre con un mal resultado parlamentario, con el objetivo de poder volver a postularse a la presidencia del partido ante un eventual desastre electoral. “Ese es su juego, decir que lo estamos haciendo todo mal”, dice Santander.
Pero Elizalde a lo largo de los años ha construido un aparato con el que tiene un amplio apoyo de las bases y de la mayoría de los dirigentes, graficado en el triunfo que tuvieron en la interna pasada, pese a que las figuras históricas lo cuestionen y operen en su contra en privado.
“En la presidencia de Andrade subieron de 11 a 17 los diputados PS, pero gracias a Elizalde que era secretario general, gracias al carisma de la entonces candidata Michelle Bachelet y en un contexto menos adverso. Hoy la NM se disminuye, la derecha crece porque Piñera arrastra más que Evelyn Matthei y hay un Frente Amplio que aparece competitivo. Pese a eso, va a ser un triunfo importante de esta dirigencia”, dice un miembro de la mesa.
Frente a esta apuesta electoral, Kenneth Bunker asegura que Elizalde y Santander “son figuras de recambio en el PS y tienen que pagar costos por sus decisiones, incluso con la postulación misma del presidente del partido, después de los embates por Lagos y la DC o por la determinación de ir con Alejandro Guillier”.
El punto -agrega Morales- es que “Elizalde sacrificó el pacto y mató a la élite más tradicional de la Concertación por hacer un recambio”, con un modelo de negociación que excluyó a la falange y les permitió apostar a ser los más grandes de la hoy coalición gobernante.
“Tanto Álvaro como yo, que hemos estado en las negociaciones, hicimos un diseño que va a permitir ser la bancada más grande de la Nueva Mayoría. Que haya recambio tiene que ver con la vida misma. Lo raro no es eso, sino que haya generaciones que se hayan repetido tanto tiempo, desde el retorno a la democracia”, concluye.