Jean B. Marckenson: “A los haitianos nos impresiona que el chileno pueda vivir por años sin conocer a su vecino”
Una conferencia titulada: "¿Por qué Chile es un lugar de llegada?" contextualizó el fenómeno de la migración Haití-Chile en primera persona.
Jean-Baptiste Marckenson, ingeniero industrial, escritor y magíster de Estudios Internacionales de la USACH inauguró el “Seminario de Socialización de Experiencias Pedagógicas en Enseñanza de Español para Haitianos” organizado por la Facultad de Pedagogía UAHC. Una conferencia titulada: “¿Por qué Chile es un lugar de llegada?” contextualizó el fenómeno de la migración Haití-Chile en primera persona y con apuntes de Paulina Lozano sobre el escenario nacional de educación en migrantes.
Marckenson explica esta diáspora desde la perspectiva “Push-pull” del sociólogo estadounidense Everett Lee que indica que los movimientos migrantes operan en función de la atracción del lugar de destino y el rechazo del país de origen. En particular, Marckenson aclara que las altas tasas de cesantía entre los jóvenes de su país, la falta de servicios básicos, la inestabilidad política y económica de un país donde se sobrevive al día con US$ 2, entre otros factores, moviliza a los migrantes hacia países como Chile. Por otro lado, dice que al gobierno haitiano le resulta funcional recibir remesas de sus emigrados, las que conforman el 31% del PIB de ese país (cerca de US$ 7,5 millones).
Por otro lado, a diferencia de destinos como Canadá, Francia, Brasil o Estados Unidos, Chile les ofrece acuerdos bilaterales de asistencia para un fácil llegada al menos. Sin visas, con un sueldo mínimo atractivo para labores precarias que el ciudadano chileno ha cambiado por el crecimiento de un mercado del trabajo informal. La estabilidad política de Chile, a su vez les ofrece acceso a la salud vía Fonasa y un índice de desarrollo humano del 0.8%. Esto último duplica las posibilidades de un país que 7 años después del devastador terremoto del 2010 sigue en el suelo.
“Sin embargo hay otros factores latentes que favorecen la migración que la clase política no suele relatar a los chilenos. Variables que se dejan al debate de la opinión pública como las baja tasa de natalidad que es de 1,75 hijos por mujer que redunda en una altísimas tasas de envejecimiento que al año 2020 proyecta más adultos mayores que de jóvenes menores de 15 años. Por eso es que países en vías de crecimiento consideran a Haití como proveedor de mano de obra a bajos costos para suplir estas razones estadísticas”, agrega Marckenson.
Vecinos de paso
Pero advierte que el principal talón de Aquiles de Chile a nivel regional, basado en la exportación del cobre, también sostiene el interés migratorio de quienes aportan de vuelta unos US$ 495 millones en impuestos al erario fiscal. Por eso recomienda retomar los debates sobre la diversificación de la economía y el de las políticas de descentralización territorial. “Muchos migrantes que no califican para ingresar a otros países hacen de Chile una plataforma transitoria para crecer y desarrollarse a lo largo de unos 5 años en los que logran la residencia, ejercen su voto, estudian y se perfeccionan para establecerse definitivamente en otros países”, revela.
A favor, Chile ha realizado esfuerzos notables de integración instalando a haitianos en puestos de asesoría en diversos servicios del estado, creando señaléticas y trámites con formularios en creole, reconoce. Para potenciar la transparencia, recomienda aclarar entre servicios de migración y los propios migrantes, “el juego” de quienes deben fingir venir como turistas a Chile con un contrato falso o reserva de hotel fraudulenta en busca de un trabajo.
“Aunque hay una evidente voluntad política para cambiar el chile de ayer a un chile del mañana. Es importante adoptar un debate sobre Leyes Migratorias enfocadas en DDHH y adaptadas a la realidad”, cree Marckenson. “Es necesario que la sociedad civil participe de este debate para que la discusión deje de ser vista como un instrumento político y económico. Si la clase política dice que quiere legislar sobre la migración, ¡que lo haga!. Cuando conoces la cultura de un pueblo te acercas más a ese desconocido y eso puede disminuir la brecha de la xenofobia. La xenofobia es una distancia entre dos seres basada en el temor y me he dado cuenta que los mismos chilenos se temen entre ellos, incluso. Hay muchas personas que viven por años en un edificio sin conocer jamás al vecino. Eso es algo que a nosotros nos sorprende”, señala Jean Baptiste.