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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Segunda vuelta: unidad y fraccionamiento

Es cierto, la elección del 2017 no es la misma que la del 2009, pero hoy más que nunca se ve que mientras una candidatura concita la unidad de un amplio sector, la otra se encuentra en un escenario de gran fraccionamiento.

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Andrés Echazarreta es Presidente de la Juventud UDI

Teniendo los resultados de las elecciones recién pasadas, todos los analistas políticos empezaron a hacer cálculos y a elucubrar cómo se configura el nuevo escenario de cara a la segunda vuelta presidencial. En cifras concretas, Sebastián Piñera obtuvo un 36,64%; Alejandro Guillier un 22,7%; Beatriz Sánchez un 20,27%; José Antonio Kast un 7,93%; Carolina Goic un 5,88%; Marco Enríquez Ominami un 5,71%; y Artés y Navarro no superaron el 1%. Esto se tradujo en que tanto el ex Presidente Sebastián Piñera, como el Senador Guillier, pasen al balotaje.

Si hiciéramos una suma simple donde todos los votos de la centro derecha pasaran a Sebastián Piñera y todos los votos de la izquierda (incluidos Artés y Navarro) pasaran a Guillier, nos da como resultado lo siguiente: Piñera 44,57% y Guillier 55.43%. Sin embargo, por experiencias anteriores sabemos que los votos no se transfieren tan fácilmente de un candidato a otro, de hecho, en la primera vuelta de la elección presidencial del 2009 Piñera obtuvo un 44,06% y la suma de Frei, MEO y Arrate representó un 55,94%; sin embargo, ya sabemos quién terminó triunfando.

Es por lo anterior que es clave analizar otros factores a la hora de intentar adelantar un resultado. Así las cosas, sobre todo en una campaña tan corta y en una elección estrecha como la que se vaticina, es de suma importancia saber si:

  1. Los candidatos o fuerzas políticas que no lograron pasar a la segunda vuelta han manifestado un apoyo a uno de los dos aspirantes a la presidencia.
  2. Los anteriormente mencionados se abocan a la tarea de movilizar a su electorado para votar por el ex Presidente o por el Senador.

Al parecer así lo han entendido los comandos de ambos presidenciables y desde el día uno, no han escatimado esfuerzos en sumar nuevos adherentes.

Sebastián Piñera, además de tener el apoyo irrestricto de la coalición política más grande del país, estos días ha sumado numerosas personalidades de un amplio espectro político que, dicho sea de paso, es lo que se necesita para ganar una elección de mayoría absoluta. Así es como el mismo día de la elección, luego de conocerse los resultados, José Antonio Kast, decidió dirigirse a felicitar al ganador y entregar su respaldo. Anteriormente lo había hecho Felipe Kast en la primaria presidencial. Pero faltaba el senador Ossandón, quien se sumó de lleno a la campaña hace algunos días atrás. Estos tres ex candidatos -que en conjunto suman más de 1.113.000 votos – no sólo han llamado a votar por Sebastián Piñera, sino que se han desplegado integrándose a la campaña presidencial. Finalmente, se suma a ellos un sector de Ciudadanos (el partido del ex ministro Andrés Velasco).

En la vereda opuesta se encuentra Alejandro Guillier, quien no ha logrado concitar los apoyos necesarios. Es más, sólo la DC – en crisis absoluta -, Navarro y MEO han respaldado su candidatura; sumando en su conjunto menos de un 12% de los votos de la primera vuelta. Esto es sumamente riesgoso para el candidato del oficialismo, sobre todo considerando los más de 27 puntos que tiene que remontar. Para peor, la pesadilla del Guillerismo se confirmó y el Frente Amplio, junto a su candidata presidencial, Beatriz Sánchez, decidieron no llamar a votar por el senador.

Es cierto, la elección del 2017 no es la misma que la del 2009, pero hoy más que nunca se ve que mientras una candidatura concita la unidad de un amplio sector, la otra se encuentra en un escenario de gran fraccionamiento.

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