Los católicos deberían pagar la visita del Papa
Janet Noseda es Psicóloga. Magister en psicología clínica. Especialista en género y diversidad sexual.
En veinte días más viene el Papa a Chile y el Estado financiará su venida. Ya se ven regiones armando estatuas de yeso e incluso pensando en dar feriado dicho día. No tengo nada en contra de los católicos (aunque yo no podría serlo) pero creo que la religión es algo que se debiese impartir en la privacidad del hogar y de las costumbres, más no algo que todos, laicos, agnósticos, ateos y creyentes debiésemos financiar. Yo no soy católica. No apoyo una iglesia que lleva en sus manos la sangre de miles de millones en sus cruzadas, guerras, quema de mujeres y de homsexuales y no estoy de acuerdo con que se financie con mis impuestos la venida de un personaje que sabía de los casos de pedofilia y del robo de guaguas en Argentina. No me parece justo. Es lo mismo que si a católicos se les obligase a pagar la venida del dalai lama y pensar dar feriado ese día. El Estado de Chile es laico hace muchos años, lo cual consta en nuestra constitución. ¿Por qué tengo que pagar entonces que venga el representante de la pedofilia mundial a mi país?
La Iglesia Católica es la causante del retroceso en más de quinientos años de la ciencia. Asesinó a grandes artistas, mujeres y cientistas en pos de imponer una verdad. Incluso en el libro Maleus Maleficarum (el martillo de las brujas), dos sacerdotes enseñan cómo torturar a una mujer y ese libro, aún está disponible. Una de las técnicas era lanzar a una mujer a un río amarrada a una roca y si no flotaba, no era bruja y si o hacía, era bruja y debía ser quemada. En ese libro se dice que las mujeres somos inferiores a los hombres y que somos incitadoras de pecado, amantes de satanás y por lo tanto, culpables del pecado del mundo.
¿Cómo apoyar al representante de una iglesia que cree y sigue los tratados de la biblia? No hay libro más sangriento. En él se enseña a apedrear mujeres, asesinar, se promueve la esclavitud, la poligamia, se obliga a las viudas a casarse con sus cuñados y se castiga la homosexualidad como también la figura femenina. Es de hecho el catolicismo la principal causa de que no hayamos podido avanzar en leyes necesarias para el país, tales como aborto, eutanasia, etc.
La verdad, es que me da vergüenza ajena seamos un país tan ignorante, que celebra como rebaño la venida del representante de la mayor institución que atropella los derechos humanos con pañuelos blancos. Me avergüenza que no tengamos la capacidad de aprender historia y cuestionar los paradigmas de la iglesia. Además, cabe destacar que la iglesia nunca nos devolvió el oro que se robaron con la conquista de américa.
Yo estuve en El Vaticano en abril y da vergüenza ver ese lugar lleno de oro, de riquezas y la gente pobre ahí afuera pidiendo limosna. No. No quiero que venga su representante y lo recibamos como estrella de rock. No quiero que ocupen ni un peso de mis impuestos para financiar su venida.
Creo que los católicos debieran ver la forma de costear la venida del Papa, pero separada del Estado. Por fin se debiese dar la señal de que somos un estado laico, que no creemos en una iglesia que recién hace dos años aprobó la ley de gravedad y el uso de condón. Si pensamos en todos los personajes oscuros de nuestra historia, todos eran católicos o lo son, como el nazi de Kast, los torturadores de Pinochet que torturaban con crucifijos en la mano, Gladys Calderón, la Enfermera de la muerte que en dictadura mató a miles inyectándoles cianuro o Ingrid Olderock, la carabinero que en dictadura adiestró un perro para violar humanos. Todos, católicos hasta decir basta. Hoy, en la discusión de los proyectos de ley de matrimonio igualitario y ley de identidad de género, son los grupos católicos los que se oponen a su aprobación, basados en los paradigmas de la religión y de la biblia, mientras miles de personas quedan desamparadas mientras tenemos que escuchar sus argumentos retrógadas.
¿Quieren que venga el Papa? Bien, fináncienlo ustedes.