La tentación del olvido
"Disfrute sus vacaciones, se las merece, pero, por favor, no olvide que estamos viviendo un período crucial para nuestra educación. No ceder a la tentación del olvido, la indiferencia o la desresponsabilización es algo que Chile necesita".
Loreto Jara es Directora del Observatorio de Política Educativa de Fundación Educación 2020.
Somos un país que no se caracteriza precisamente por su buena memoria. Olvidamos fácil, lo que puede ser útil para sobreponerse a las tragedias que nos asolan de vez en cuando, pero puede resultar perjudicial para nuestro desarrollo histórico y social. El verano es tiempo privilegiado para el olvido, porque las vacaciones invitan al relajo más que a pensar en temas complejos.
Sin embargo, cuando se trata de lo educativo, mientras menos olvidemos, mejor. Cualquier persona que trabaje en educación no quiere que marzo se le aparezca con toneladas de amnesia que obliguen a retomar todo desde prácticamente cero. Por otra parte, aun siendo verano, siempre hay algo que remite a la educación en el barrio, en la tele, en el ciberespacio o en una conversación cualquiera; siempre hay algún fenómeno del que la educación termina siendo la responsable. Efectivamente, es un ámbito en el que se juegan muchas “cosas” que nos atañen como país. Por ello, aprovechando algunas imágenes que nos ofrecen las vacaciones, proponemos un ejercicio que permita aprovechar el ocio para masticar un par de ideas que puedan ser útiles para involucrarse al debate educativo una vez que se cierre el paréntesis del verano.
Si al escoger un destino de vacaciones le tocó descartar más de alguno porque resultaba demasiado exclusivo o popular, esa decisión, aparentemente práctica, obedece, entre otras razones, a un sistema educativo que produce y reproduce segregación. El que los ricos se junten con los ricos y los pobres con los pobres, no es un hecho natural: es una sumatoria de opciones y decisiones. La gratuidad universitaria y Ley de Inclusión son soluciones que, a largo plazo, aportarían a minimizar las enormes diferencias sociales de nuestro país.
Si veranea en una comuna pequeña, considere que las autoridades municipales se hacen cargo del aseo, las patentes, permisos, infraestructura, los consultorios, la justicia local y; por si fuera poco, desde los años ’80, también se encargan de la educación. Puede pensarse que administrar tres escuelas y un liceo puede ser sencillo, pero ¿cuándo ha sido fácil gestionar lo educativo? ¿Tienen esos municipios las herramientas necesarias para potenciar la educación de su población? Hay casos en que sí, pero en Chile existen 346 comunas. Atendiendo a eso, la llamada desmunicipalización busca salir de la división político/administrativa y ampliar la mirada educativa al territorio, de modo que Chuchunquito Chico no tenga que competir en estándares de calidad con municipios de muchos recursos (humanos y financieros). No es que la nueva educación pública quiera arrebatarle la posibilidad de educar a su gente a las municipalidades que “lo hacen bien”: se trata de equiparar las condiciones para administrar la educación en un país tremendamente diverso.
Y si de municipios pequeños y parajes remotos se trata, cuando se encuentre con una escuela que, perdida entre los cerros, luzca orgullosa su emblema de institución pública, recuerde que cada año, uno/a o dos profes trabajan allí, haciendo patria, literalmente hablando cuando se trata de escuelas fronterizas o de otras en las que la loca geografía nacional impone importantes desafíos al acto educativo normal. Considerando que las escuelas rurales son el 31% de los colegios de Chile, merecen estar presentes en nuestra memoria, ¿no?
Última pildorita: si en sus vacaciones le tocó estar en un lugar limpio, sin bolsas o colillas en la arena, sin aceite de motor en el agua, sin un molesto parlante que interrumpa su siesta; es que tuvo la suerte de que quienes compartieron su destino veraniego han aprendido civilidad, empatía, pensamiento crítico y preocupación por el entorno. Eso se aprende en la familia, ciertamente, pero también es parte del currículum escolar. Si a la escuela (y/o a la familia) se le dificultan esos aprendizajes, recuerde que puede ser más útil colaborar que pasarle la cuenta a otros.
Disfrute sus vacaciones, se las merece, pero, por favor, no olvide que estamos viviendo un período crucial para nuestra educación. No ceder a la tentación del olvido, la indiferencia o la desresponsabilización es algo que Chile necesita. A diferencia de los cambios estructurales o las grandes decisiones políticas; el recordar, reflexionar y criticar constructiva y respetuosamente, es algo que todos y todas podemos hacer. No lo olvide.